Las instituciones continúan activando instrumentos que palien, de alguna manera, el impacto negativo en la economía de la concatenación de crisis que venimos sufriendo. Así, el Gobierno vasco aprobó antes de Semana Santa un fondo de rescate económico dotado con 143 millones de euros, destinado a financiar ayudas complementarias a empresas y micropymes; además movilizará 43 millones en créditos a los sectores afectados, dentro del presupuesto del Instituto Vasco de Finanzas para garantizar la liquidez. A todo ello se suman los programas que están poniendo en marcha las instituciones forales, como las cuatro líneas de la Diputación de Bizkaia a las que va a dotar con dos millones de euros. Entre ellas destaca un programa para analizar la reubicación de producciones y cadenas de suministro en Bizkaia. Además de reflexionar sobre la globalización, el ‘reshoring’ y la aceleración de las transiciones, esta fue una cuestión que se puso encima de la mesa con la pandemia y con los problemas logísticos que se sucedieron. Pero no se ha conseguido establecer un listado de producciones estratégicas a nivel europeo que se estén impulsando. Sería un buen momento para, además de facilitar ayudas, no demorar más esta cuestión y ganar en soberanía europea en sectores críticos (sanitario, energético o tecnológico) que se han demostrado claves, y no depender de cadenas logísticas lejanas, ni estar al albur de coyunturas geopolíticas.