Euskaltel siempre ha sido algo más que una compañía de telecomunicaciones. Su nacimiento, su apuesta inicial por el cable cuando se aprovechaba el ADSL, su publicidad, su identificación emocional con el país, la marea naranja... la han hecho diferente. Pero, en un mercado tan global y dominado por las grandes corporaciones como es el de las telecomunicaciones, desde la salida a Bolsa su suerte estaba ligada a los movimientos y decisiones que se tomaran por los fondos propietarios, teniendo en cuenta cuestiones casi exclusivamente financieras. Por ello, en un momento en que el sector estaba sufriendo una caída en ingresos en el Estado, los propios operadores hablaban de la necesidad de avanzar en la integración, que les dotara de músculo y que ordenaranel tablero de juego. Y cuando los analistas daban como muy posible que el tercero (Vodafone) se pudiera hacer con el cuarto (MásMóvil), ha sido este quien incorpora al quinto (Euskaltel). Aunque en la OPA, al ser amistosa y entre compañías con origen en el País Vasco, hay compromisos temporales de salvaguarda de marcas, empleo y sedes, aún es pronto para conocer si esta operación cambiará el rumbo del operador constituido en 1995. Porque una cosa es contar con la sede fiscal o social y otra dónde está el centro de decisión, y de eso tenemos varios ejemplos en Euskadi. Esperemos que, al menos empresarialmente, sea una operación positiva.