"Un horizonte de certidumbres"
Mikel Amundarain, director general del Ente Vasco de la Energía
- Mikel Amundarain (Anuario 2024)
- 11-Abril-2025

Mikel Amundarain, director general del Ente Vasco de la Energía.
Si hubiera que elegir una palabra que defina el contexto mundial que estamos viviendo en los últimos meses esa sería, sin lugar a duda, la de incertidumbre. Coyunturas internacionales, proyectos empresariales, estrategias institucionales y horizontes antes certeros, se mueven desde un tiempo a esta parte en entornos de poca previsibilidad. Y esas incógnitas, además, han adquirido una relevancia no antes vista con llamadas a la autarquía económica y a la confrontación comercial de la primera potencia económica mundial. Este es el escenario que a grandes rasgos empezó a dibujarse a finales de 2024 y que ahora toca afrontar, cada cual desde su propia realidad. En nuestro caso, desde Euskadi.
Pero si bien es incuestionable todo lo anterior, considero que es necesario apuntalar las certidumbres (sí, certidumbres) que rodean la tarea que tiene encomendado el Ente Vasco de la Energía como agencia pública que vela por garantizar el acceso a las fuentes de energía y con ello, al desarrollo económico y social del País.
Apuntemos, en primer lugar, una de las herramientas más importantes del que se ha dotado Euskadi para avanzar en la transición energética y luchar contra el cambio climático. Me refiero a la Ley de Transición Energética y Cambio Climático, aprobada por el Parlamento Vasco el pasado año con un amplio apoyo de los grupos parlamentarios y que brinda un marco jurídico esencial para asegurar la sostenibilidad y competitividad de nuestra actividad económica. Alineada con las directrices europeas, busca no solo mitigar los efectos del cambio climático, sino también impulsar la economía industrial vasca hacia un futuro más verde y resiliente. La ley establece objetivos ambiciosos, como alcanzar la neutralidad climática para 2050 y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45% para 2030 respecto a los niveles de 2005. El camino a realizar para la consecución de estos objetivos será crucial para mantener la competitividad de la industria vasca en un contexto global cada vez más competitivo y descarbonizado.
En segundo lugar, señalaría la capacidad demostrada a lo largo del tiempo por el tejido productivo, la iniciativa privada, el ecosistema científico-tecnológico, el entorno académico y la ciudadanía en su conjunto para asumir retos, encarar dificultades y adaptarse a coyunturas complejas. Nuestro futuro económico y social, nuestro bienestar como país, apuntala sus expectativas a través de la innovación y el conocimiento en la búsqueda de nuevos horizontes y de valor añadido en lo que hacemos. Y la energía es un ámbito más donde se aplican esos objetivos. En un momento de transformación como el actual, se nos plantean oportunidades para avanzar no sólo en la descarbonización de nuestro tejido económico y social, sino también para ahondar en el desarrollo de una nueva industria en torno a la energía y atraer proyectos a nuestro país. La creciente electrificación, el refuerzo de las redes eléctricas, el desarrollo de nuevos vectores y soluciones descarbonizadas y de origen renovable (como el Hidrógeno, el metanol o los combustible sintéticos) o la captura-almacenamiento-valorización del CO2 son una oportunidad de refuerzo y desarrollo industrial que tenemos que abordar con firmeza y ambición.
Y una certidumbre más: el EVE, como agencia energética de Euskadi puesta en marcha por el Gobierno Vasco hace más de 43 años, va a seguir apostando por acompañar a las empresas y a la ciudadanía en su conjunto en una transición energética que busca descarbonizar y, a su vez, la generación de industria, empleo de calidad y bienestar. Para 2025 se han reforzado las líneas de ayuda y acompañamiento apoyos al autoconsumo de más de 80 M€ o los 22 M€ de descarbonización. En 2024 se gestionaron casi 10.000 solicitudes de subvención, se otorgaron 91 millones en ayudas en áreas estratégicas y como resultado, se impulsaron inversiones en eficiencia energética y renovables por valor de 296 millones de euros. Es sin duda una de las tareas principales que explican la razón de ser del EVE y con la que seguiremos implicados en el futuro. Con toda seguridad.
Aprovechemos este momento como una oportunidad y trabajemos juntos, en colaboración público-privada, para generar y aumentar la actividad económica e industrial, los empleos de calidad y mayor bienestar para el conjunto de la sociedad.