El Puerto Bilbao ha presentado su estudio de contribución socioeconómica que confirma que esta infraestructura es básica para la economía vizcaína y vasca. Que trasciende a su propia importancia, como suelo en que muchas actividades industriales están asentadas, o como puerta de entrada y salida de bienes y productos. Los puertos suelen ser los mejores termómetros de la actividad económica de su ‘hinterland’ porque su actividad está directamente relacionada con la del resto de sectores y cuando estos van bien, el puerto lo nota, pero cuando la crisis azota, la actividad portuaria se resiente. Algo que es aún más explícito si nos referimos al comercio exterior. Prácticamente la mitad de las exportaciones vascas salen por El Abra y nuestras importaciones también lo eligen para entrar. Además, el entorno de Punta Lucero es uno de los polos energéticos de Euskadi. Concentra en su alrededor, por ejemplo, una refinería, un almacén de gas licuado y regasificadora, una central de ciclo combinado y los tanques de almacenamiento de carburantes. Y todo ello está ahí por la existencia del puerto. Por lo tanto, todo lo que tenga que ver con el desarrollo y la competitividad de la dársena bilbaína es vital para la economía vasca. Si además se suma el atractivo que está teniendo Bilbao como escala para los cruceros, la oferta del puerto ya es global. La flexibilidad, capacidad y unos servicios de calidad hacen que Bilbao sea uno de los puertos de referencia del arco atlántico. Ahora toca cuidarlo y potenciarlo.