Pocos sectores representan el ADN económico e industrial de Gipuzkoa y sus valores tan fielmente como la máquina-herramienta. Nuestro pasado, nuestro presente, y nuestra vocación de futuro. La capacidad, desde una sólida tradición industrial, de reinventarnos sucesivamente, especializarnos y coger la ola de las transformaciones tecnológicas, superando todo tipo de vicisitudes y reconversiones de gran calado. De poner en marcha, desde cero, proyectos empresariales que nacieron como pequeños talleres y fábricas, para con los años terminar compitiendo de tú a tú con las mejores empresas del mundo.
Este sector viene fortaleciendo de forma decisiva el posicionamiento de nuestro tejido económico desde el punto de vista de la innovación tecnológica, la internacionalización y la generación de alto valor añadido. Cimentando a través de la excelencia productiva la competitividad de actividades esenciales como la automoción y la movilidad, la aeroespacial, la energía y la electrónica. Consolidando una cultura empresarial caracterizada por la visión a largo plazo, la participación, el arraigo, la cercanía y el compromiso con el territorio. Y siendo, en definitiva, embajador internacional de valores de los que nos sentimos orgullosas y orgullosos como el trabajo bien hecho y la fiabilidad.
Pese ello, no podemos dar nada por sentado ni limitarnos a vivir de rentas. La competencia aprieta fuerte. Vivimos un contexto de incertidumbres que van más allá de lo meramente económico, donde los equilibrios tradicionales se alteran, y de transformaciones sin precedentes. Tenemos que seguir dando lo mejor que tenemos para afrontar los desafíos que tenemos, que englobaría en tres grandes ejes: personas, transformación digital, y sostenibilidad. Teniendo en cuenta, además, una realidad que condiciona nuestras posibilidades: el peso de las pymes en nuestro tejido industrial, y en el de la máquina herramienta en particular.
Vamos a necesitar más colaboración, trabajo compartido y nuevas formas de hacer para seguir generando, fidelizando y atrayendo talento; para explotar todas las oportunidades de la transición digital y ecológica, no solo en lo productivo, también en otros aspectos no ligados a lo tecnológico como la organización empresarial y el modelo de negocio, en los que tenemos un mayor margen de mejora; para llevar a cabo esas transformaciones de forma inclusiva y de la mano de las compañías más pequeñas; y para hacer crecer nuestros proyectos.
Los datos proporcionados recientemente por AFM demuestran que el sector completó un 2023 excepcional, aunque empieza a notar el impacto de la ralentización de países muy importantes para sus ventas. En este contexto, la Bienal del BEC vuelve a erigirse en un escaparate fundamental para proyectarnos mundialmente, y en un foro ineludible para profundizar en la colaboración y la experimentación, aprender y abrir nuevos horizontes. Allí nos veremos, porque para la Diputación Foral de Gipuzkoa el apoyo a la industria y a la fabricación avanzada va a seguir siendo un asunto de máxima relevancia, desde la cercanía, y acompañando el esfuerzo que realizan las empresas con recursos económicos, fiscalidad, e iniciativas innovadoras.