El verano suele servir para reflexionar y recargar pilas, porque la actividad empresarial e institucional queda al ralentí, o eso es lo que dice la teoría. Pero este agosto ha sido prolífico en noticias económicas y, casi todas, preocupantes. Desde el otro lado del Atlántico, la Administración Trump continuó con sus amenazas de ampliar la batalla comercial con China y el gigante asiático amagó una devaluación, dejando caer su divisa, que dejó helados a los mercados. Algo que hizo a los norteamericanos dejar en ‘stand by’ sus medidas, y terminar la reunión del G7 en Biarritz algo más calmados. Por otro lado, la locomotora europea, Alemania, confirmó que su economía no marcha, ya que en el segundo trimestre del año se contrajo un 0,1%. Y cuando Alemania se resfría, se contagia media Europa. Además, el país germano es el tercer socio comercial de Euskadi, por detrás de España y Francia, por lo que entre las empresas vascas, especialmente en la industria, crece la preocupación. Por ahora, las previsiones indican que no hay riesgo de recesión ni en Euskadi, ni en el Estado. Se da por hecho que el crecimiento se sostendrá por encima del 2% este año, pero se encienden algunas luces rojas de cara a 2020, porque un contexto global tormentoso y un europeo adverso sí pueden hacer que la desaceleración sea más brusca de lo esperado. A todo esto tendrá que estar atento el nuevo presidente de Confebask, Eduardo Zubiaurre. Y todos nosotros.