"Las revoluciones tecnológicas se nos dan bien"
Gorka Artola - CEO de Innkia
- Gorka Artola (Anuario 2024)
- 15-Abril-2025

Gorka Artola - CEO de Innkia
Y es que el bienestar de las personas y la sociedad en la que viven está íntimamente relacionada con cómo hemos abrazado cada hito tecnológico. Además, la forma de reclamar nuestro lugar en el mundo es agregando a cada revolución nuestro conocimiento singular. Hay numerosos ejemplos:
El Papiro 66 (Egipto. Años 100 y 150), es la primera evidencia física que tenemos de la frase “εν αρχη ην”, que se ha traducido al castellano como “En el principio era el Verbo”. Sin ánimo reduccionista, San Juan el evangelista reconoce así una naturaleza transcendente al Conocimiento, y lo ubica como base fundamental de todo, incluido todo lo que ha construido y construirá el ser humano.
Es casi poético que cerca de un milenio y medio más tarde, el hito tecnológico de la invención de la imprenta, se convirtió en revolución global tras la impresión en 1455 del primer libro impreso a gran escala de la historia, una Biblia en latín con 42 líneas por página.
Para el Euskera y quienes compartimos su cultura, formar parte de estos eventos de forma prácticamente coetánea fue especialmente importante. Gracias a quienes abrazaron la revolución tecnológica de la imprenta, contamos con la primera obra no solo impresa sino también escrita en Euskera, el "Linguae Vasconum Primitiae” de Bernat Etxepare. Así, una lengua, una cultura y una sociedad milenarias, entraron de golpe en la modernidad junto con potencias y culturas que dan forma al mundo todavía en 2025.
En estos momentos todo apunta a que estamos inmersos en otra revolución tecnológica. En 2017, un breve artículo científico, “Attention is All You Need” (Vaswani et al.), describió la arquitectura Transformer que ha revolucionado las redes neuronales utilizadas en Inteligencia Artificial. Esta invención es la que ha permitido la aparición de los ahora mundialmente conocidos modelos fundacionales del lenguaje como GPT, Llama3 o DeepSeek. Mientras escribo estas líneas he recibido una comunicación de nuestro equipo de tecnólogos anunciando que un modelo menos conocido, el QwQ, acaba de superar a todos los anteriores en aplicaciones clave.
Estos modelos son básicamente máquinas con una capacidad de imitar la respuesta humana inimaginable hasta el momento en términos de velocidad, volumen de trabajo y diversidad de temáticas y tareas a realizar. Consiguen esto gracias a su capacidad de incorporar información, originalmente textual pero ahora también en formato de imagen o multimedia, y correlacionar los datos entre sí. El límite de estas máquinas está en el Conocimiento, es decir, cuando no es suficiente con recibir una respuesta “como si fuera de un ser humano”. Especialmente, cuando recibir una respuesta sin contar con ese Conocimiento que no está escrito y que sólo da la experiencia, puede suponer un riesgo para las personas o para los negocios. Y esta precaución la deben tener tanto quien usa la respuesta de la IA, como la persona que interactúa con la IA para generarla: no olvidemos que lo que caracteriza a estos modelos es su capacidad cuasi-infinita de incorporar nueva información, y es muy fácil que aprendan cosas que no debemos compartir.
Es en este punto crítico donde trabajamos en INNKIA. Por un lado, buscamos garantizar a nuestros clientes una gobernanza segura y confiable de la IA, asegurando control total sobre la información que se comparte con los modelos, las respuestas que recibe y el más estricto cumplimiento normativo y de garantías. Y por otro lado, desarrollamos sistemas IA que incorporan ese Conocimiento singular, que nos han dado 50 años de experiencia de nuestros socios desarrollando software confiable. Esto nos permite explotar al máximo la potencia de optimización y de reducción de tiempos y costes que ofrecen los modelos fundacionales también en las aplicaciones críticas. Lo que esperamos de este camino es, abrazar la revolución tecnológica, añadir aquello que nos hace únicos, y encontrar un espacio en el nuevo orden global para nosotros y nuestro entorno. Porque se nos dan bien las revoluciones tecnológicas, sobre todo las basadas en Conocimiento, como publico Joanes Leizarraga en 1571, “Hatsean cen Hitza”.