Laboral Kutxa prevé que el PIB de Euskadi crezca un 1,8% en 2026
El Informe de Perspectivas Económicas estima que el empleo crecerá un 1,5% y que la tasa de paro se situará en el 6,6%
- Estrategia Empresarial
- 18-Diciembre-2025
Ibon Urgoiti, director de Desarrollo de Negocio de Laboral Kutxa, y Joseba Madariaga, director del Departamento de Estudios de Laboral Kutxa. Foto: Laboral Kutxa.
El contexto económico desde la pandemia ha estado marcado por shocks de oferta persistentes como la fragmentación geoeconómica, el envejecimiento demográfico, la transición energética y la nueva ola tecnológica, que siguen condicionando la evolución global.
En 2025 han continuado la reorganización de cadenas de suministro y el aumento del proteccionismo, especialmente tras los nuevos aranceles estadounidenses, lo que ha añadido volatilidad al comercio y afectado a las economías europeas más abiertas.
Por su parte, Europa afronta retos estructurales que limitan su crecimiento: envejecimiento, escasez de mano de obra y un proceso de transición energética que mantiene elevados los costes, dificultando la recuperación industrial.
En este contexto, el sector manufacturero europeo continúa mostrando un comportamiento débil, mientras que el sector servicios ha sostenido parcialmente la actividad. Alemania sigue siendo el país más afectado: el ajuste industrial continúa, la demanda externa se ha debilitado y la competitividad estructural del sector automotriz se encuentra bajo presión por el empuje chino en la movilidad eléctrica. Francia, por su parte, sigue su proceso de consolidación fiscal en un entorno de elevadas exigencias presupuestarias. En conjunto, la política fiscal de la eurozona ha mostrado un sesgo contractivo en 2025, aunque de cara a 2026 la intensidad del ajuste podría moderarse, especialmente a la luz de los planes fiscales en Alemania y de la mayor flexibilidad regulatoria en materia de inversión.
En el terreno de la política monetaria, el BCE ha continuado con su ciclo de bajadas de tipos iniciado en 2024 a medida que la inflación se ha ido moderando. El tipo de depósito se sitúa hoy en el 2%, y el mercado descuenta que podría mantenerse en ese nivel durante la primera mitad de 2026. Estas rebajas han comenzado a mejorar las condiciones de financiación de hogares y empresas, favoreciendo la reactivación de la inversión en algunos sectores.
Dentro de este marco global, la economía española ha mostrado un buen desempeño, con un crecimiento previsto del 2,9% para 2025 y del 2,1% para 2026.
En la Comunidad Autónoma del País Vasco, el PIB crecería un 2,2% en 2025 y un 1,8% en 2026, reflejando el impacto de la debilidad industrial europea.
Navarra mantiene un perfil similar, con avances del 2,2% en 2025 y del 1,8% en 2026, apoyada en la fortaleza interna de la economía.
Mirando hacia adelante, la economía global seguirá condicionada por los cuatro grandes shocks estructurales que hemos mencionado. Europa debe acelerar la inversión en energía, digitalización y productividad si quiere recuperar competitividad, especialmente en sectores industriales clave. La transición energética sigue siendo un reto urgente tanto por motivos climáticos como de seguridad de suministro, y exigirá un esfuerzo inversor sostenido durante los próximos años. La escasez de mano de obra requerirá políticas activas orientadas a la formación y la atracción de talento. Y el avance tecnológico, particularmente en inteligencia artificial, debe ser aprovechado para reforzar el crecimiento potencial, no solo por parte de Estados Unidos, sino también de Europa.
En resumen, 2025 ha sido un año marcado por tensiones externas, pero con una economía española que se mantiene firme, una CAPV que resiste a pesar de la debilidad industrial europea, y una Navarra que continúa mostrando estabilidad. Para 2026 esperamos una moderación del crecimiento, pero dentro de una senda compatible con mejoras adicionales en el mercado laboral y con una inflación ya en niveles próximos al objetivo.
