La Comisión  Europea ha tomado la decisión de imponer al coche eléctrico chino unos aranceles que, de media, rondarán el 25% como consecuencia de una investigación que determina que la cadena de valor de los vehículos chinos se beneficia de subvenciones injustas que terminan por representar una competencia desleal para los fabricantes europeos. Las nuevas tasas se suman a las ya existentes del 10%, que se calcula que supondrá unos 2.000 millones de ingresos más al año, si bien quedan lejos todavía del arancel del 100% que impuso Estados Unidos al coche chino. China, según Rhodium Group, incrementó su cuota de mercado en Europa hasta el 8% después de exportar vehículos por valor de 10.000 millones de euros y la Comisión estima que esta penetración en el mercado europeo sea del 15% este año gracias a que los precios son un 20% más baratos que los europeos. En la competitividad de los precios influye, a juicio de Bruselas, que los fabricantes de automóviles chinos y sus proveedores se benefician de préstamos subsidiarios, exenciones fiscales y terrenos a bajo costo. Esta medida busca proteger la industria europea y favorecer el desarrollo sostenible y la transición hacia tecnologías más limpias. Los aranceles a los productores chinos van desde el 17,4% aplicable a BYD, hasta el 38,1 a SAIC, pasando por el 20% a Geely.