El Gobierno vasco ha presentado su proyecto de presupuestos para 2018, con un techo de gasto histórico de 11.486,4 millones de euros, 426,7 millones más a disposición de la Administración pública que en el presente ejercicio, fruto de la mejora de la recaudación fiscal. Pero este incremento no aumentará significativamente el margen inversor, ya que la mayor parte se destinará a la deuda y a compromisos salariales con los funcionarios. De todas formas, el incremento de la inversión se acercará al 8%, las partidas para innovación crecen un 5,4%, el PCTI contará con 433,3 millones y los créditos de gestión para la Y vasca y la Variante Sur Metropolitana ascenderán a 161 millones de euros. Además, el Gobierno continúa con su apuesta por las personas y el 77% del presupuesto se dirige a gasto social (salud, educación, empleo y política social). El objetivo es mantener el crecimiento en un escenario de consolidación fiscal: déficit cero y nivel de deuda inferior al 13% del PIB en 2020. Ahora comienza la negociación política para su aprobación, con la mirada puesta en Cataluña. El titular de Hacienda no contempla una prórroga, ni que haya que revisar a la baja las previsiones económicas y pide que la negociación se circunscriba a la consolidación de la recuperación económica en Euskadi. El impacto catalán es “indirecto y lejano”, considera, pero a nadie se le escapa que todos los partidos están muy pendientes de la intensidad de la onda expansiva.