Es evidente que a estas alturas todos entendemos que la Inteligencia Artificial Generativa (IAG), de una forma u otra, convivirá con nosotros. Tanto a título personal como profesional, son muchos los ejemplos que se vienen presentando para adelantar una era de convivencia. Este último término es importante; es el principal motivo por el que utilizo de forma deliberada el concepto “copiloto”. Ni la IAG puede hacer su trabajo sola, ni nosotros nos podemos permitir no prestar atención en qué tareas nos puede ayudar.
La IA Generativa es un conjunto de algoritmos capaces de generar contenido nuevo y realista, como texto, imágenes o audio, a partir de los datos de entrenamiento. ¿Cuáles? Todo lo que han capturado durante años, y lo que nosotros podemos darle de nuestro contexto (empresa) particular. Los algoritmos, esas reglas para desarrollar una tarea, identifican patrones subyacentes para una amplia gama de tareas. De esta manera, emulan ciertas capacidades de aprendizaje humano. 
Muchas de estas facultades ya existían. La diferencia es que ahora no hace falta manejar lenguaje técnico para tomar control de estas capacidades tecnológicas. Podemos hablar con los modelos utilizando lenguaje natural. Adoptar un modelo generativo para una tarea específica se puede lograr con cantidades relativamente bajas de datos o mediante la ingeniería de prompts (diálogos relevantes y bien estructurados para explicarle la tarea que queremos hacer). Esto es así porque esta nueva familia de algoritmos son especialmente buenos en aquellos campos donde el lenguaje técnico o la codificación estaban presentes (contabilidad, derecho, informática, economía, análisis clínico, etc.).
Así, para nuestras empresas, podemos resumir las capacidades que la IA generativa en tres categorías:
● Generación de Contenido e Ideas. Crear nuevos y únicos resultados en una variedad de modalidades, como un anuncio en video o incluso una nueva proteína con propiedades antimicrobianas. 
● Mejora de la Eficiencia. Acelerar tareas manuales o repetitivas, como escribir correos electrónicos, programar o resumir documentos extensos.
● Personalización de Experiencias. Crear contenido e información adaptados a una audiencia específica, como chatbots para atender a nuestros clientes o responder preguntas internas que se repiten en el tiempo.
Se le atribuye a Heráclito eso de que “no hay nada permanente, excepto el cambio”. En la era de la IAG, el cambio no solo es constante, sino exponencialmente acelerado. Os invito a aprender a convivir con él.