La economía social, un exponente claro de modelo responsable

Cooperativas, sociedades laborales, etc. tienen en su naturaleza los valores de la RSE

En mayo pasado se creó EGES, la Red Vasca de Economía Social, de la que forman parte ASLE, Konfekoop, Elhabe, Gizatea y REAS Euskadi.

No son conceptos sinónimos, pero la economía social y la responsabilidad social comparten la filosofía de enfocar los objetivos empresariales a las personas de la organización y del entorno, desde una óptica de ética, transparencia, sostenibilidad y compromiso. Los valores que mueven a las cooperativas, sociedades laborales, empresas de inserción laboral y otros modelos similares facilitan el desarrollo de la RSE.

Existe un paralelismo evidente entre la filosofía que promueve la RSE y la de la economía social. La RSE implica un nuevo enfoque empresarial, donde el objetivo estratégico de la organización no se basa solo en el rendimiento económico y la búsqueda de valor para el accionista, sino que se centra en aportar valor a todos los grupos de interés.
Y las cooperativas, sociedades laborales y demás formas societarias que se engloban en la denominada economía social tienen asumido este modelo: la participación de las personas trabajadoras, la democracia en la toma de decisiones, el compromiso con la comunidad, la apuesta por una ocupación de calidad y estable, y el respeto por el territorio forman parte de su propia naturaleza.
Esos valores corporativos y su modo de hacer empresa, con un fuerte componente social, con las personas en el centro del proyecto, y la ética, el compromiso o la transparencia como valores fundamentales, facilitan el desarrollo en estas organizaciones de la responsabilidad social.

Amplio concepto
Sin embargo, y aunque en ocasiones se hayan considerado así, no son conceptos sinónimos, y no por ser empresas de la economía social se puede afirmar que sean empresas 100% socialmente responsables. El concepto de RSE abarca múltiples ámbitos y es preciso incorporar aspectos concretos, tangibles y medibles que den legitimidad al discurso de las organizaciones de economía social ante esa responsabilidad. Por ejemplo, la medición de los impactos medioambientales de su actividad; el control del comportamiento ético de sus proveedores; la elección de consumibles reciclados o biodegradables; el abastecimiento en empresas de inserción socio-laboral o centros especiales de empleo; la elección de productos financieros éticos… Gestos y actitudes cotidianas que permiten reforzar un modelo de empresa más responsable, sostenible y solidaria.

Para la economía social, el centro del proyecto son las

personas, y la ética, la participación, el compromiso y la

transparencia son algunos de sus valores fundamentales. Pero solo eso no es responsabilidad social

Porque las empresas de economía social son un modelo para otras formas societarias. Por sus valores y porque al promover un empleo sostenible y de calidad, han afrontado mejor la crisis económica, según quedó de manifiesto en la comparecencia de EGES, la red constituida en marzo de 2015 por las cinco organizaciones más significativas de Euskadi en este ámbito: ASLE Agrupación de Sociedades Laborales de Euskadi; Ehlabe, la Asociación de Entidades de Empleo Especial de Iniciativa Social; la Asociación de Empresas de Inserción Gizatea; la Confederación de Cooperativas, Konfekoop; y la Red de Economía Alternativa y Solidaria, Reas Euskadi.
Ya en 2002, la Comisión Europea, en su Comunicación ‘Responsabilidad social de las empresas: una contribución al desarrollo sostenible’, reconoció la contribución y ejemplo de este tipo de sociedades: “Las cooperativas y otras empresas de tipo mutualista y asociativo tienen una larga tradición en combinar viabilidad y responsabilidad social gracias al diálogo entre las partes interesadas y a la gestión participativa, sirviendo de referencia a otras organizaciones”.

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