"Energía, cadenas logísticas, materias primas, inflación..."

Iniciamos el otoño y comienzan a aparecer nubarrones en el firmamento de la recuperación. Un conglomerado de condicionantes que se han puesto de acuerdo para mostrarse a la vez y que están interrelacionados. El rápido repunte de la industria manufacturera desde los mínimos de 2020 está superando a los complejos mercados de la energía, inmersos en un proceso de transición. Este desequilibrio se traduce en un incremento de precios que está ya impactando en nuestras industrias. Unas tensiones que se están trasladando, aguas abajo, a todo tipo de servicios y productos. Además, la escasez de materias primas esenciales -como el cobre, el acero, el aluminio, el plástico o los semiconductores- está afectando a infinidad de industrias europeas que sufren, asimismo, el incremento de precios derivado de esta falta de suministro. A todo ello se suman los problemas de fletes y logística para transportar las mercancías desde los países asiáticos, donde se producen la mayoría de ellas, para complicar una situación preocupante. A la falta de contenedores se suman los atascos que existen en los mayores puertos internacionales y los cierres temporales de algunas terminales chinas por las estrictas medidas para controlar la pandemia. Y en esta situación de fuerte demanda y con una oferta limitada es casi inevitable que aparezca la inflación, con la única duda de si será solo algo transitorio. Un panorama muy complejo, algo ya habitual.

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