“El reto de la industria europea ante la transición energética”

Jorge Fernández, coordinador del Lab de Energía y Medioambiente Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad (Fundación Deusto)

Jorge Fernández, coordinador del Lab de Energía y Medioambiente Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad (Fundación Deusto) Foto: Orkestra

    La pandemia, la disrupción de las cadenas de suministro, la guerra en Ucrania y la crisis de precios energéticos han dado lugar a una reconfiguración de los retos y las oportunidades a los que se enfrenta la industria europea.

    La respuesta de la Unión Europea (UE) a esta situación extraordinaria consistió, en esencia, en acelerar la transformación que propone el Pacto Verde Europeo, desplegando los fondos de recuperación NextGenerationEU y aprobando programas como REPowerEU para incrementar la seguridad energética –a través de un mayor peso de las energías renovables en el mix energético y una menor dependencia de los combustibles fósiles importados— y acelerar la transición sostenible, energética y digital, de la industria.

    Además de dar respuesta al “trilema energético” de un suministro de energía medioambientalmente sostenible, seguro y asequible, en los próximos años la industria europea deberá afrontar algunos retos adicionales, como la gran dependencia de materiales críticos importados de países como China, la competencia global en sector de las tecnologías energéticas limpias y los cambios en la geopolítica de la energía y en la gobernanza global de la respuesta al cambio climático.

    La aprobación en Estados Unidos de la Inflation Reduction Act (IRA) en 2022 ha cambiado las reglas de juego en el sector energético global y, en general, para todas las empresas industriales europeas. Esta ley busca situar al país como líder global en innovación y fabricación de tecnologías energéticas limpias. Este objetivo coincide, en gran medida, con la aspiración de la UE de desarrollar una industria europea medioambientalmente sostenible, circular y digital. La IRA facilitará las inversiones y el desarrollo de cadenas de valor competitivas en EE.UU. en energía eólica y solar, almacenamiento, hidrógeno o movilidad eléctrica mediante incentivos fiscales y subvenciones agresivas, requisitos de sostenibilidad claros y procesos administrativos sencillos.

    Para competir en la “carrera industrial verde” global que impulsan tanto la IRA estadounidense como las políticas energética e industrial de China, la UE ha propuesto recientemente una reforma del mercado eléctrico orientada a reducir el impacto de los elevados precios energéticos en la competitividad industrial y ha aprobado un plan industrial para alcanzar cero emisiones netas y una ley de materiales críticos

    Desde el punto de vista de la industria, el éxito de la respuesta de la UE dependerá crucialmente de la eficacia en la implementación de este paquete de medidas. Para fomentar las inversiones y facilitar la innovación y adopción de tecnologías limpias, la UE deberá garantizar la estabilidad del marco regulatorio, asegurar que los fondos disponibles en los distintos programas lleguen de manera rápida y eficaz a las empresas, simplificar procedimientos administrativos e implementar la normativa medioambiental de manera inteligente y gradual, para que las empresas industriales que compiten globalmente transformen sus procesos en clave sostenible sin que se vea dañada su competitividad.

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