Una de las características de la economía vasca es que nuestro tejido empresarial está compuesto, fundamentalmente, por pymes, pequeñas y medianas empresas. Mejor dicho por pequeñas o microempresas, porque la definición europea de una Pyme (menos de 250 trabajadores o de 50 millones de euros de negocio) incluso se queda un poco grande. Y esta realidad tiene sus propias características, dificultades y ventajas. Por un lado, el pequeño tamaño propicia la agilidad, la flexibilidad y que los empleados estén más implicados; pero por otro, dificulta el acceso a los elementos clave en la gestión avanzada actual: innovación, internacionalización, financiación, dimensión, etc. Este segmento es, precisamente, quien más necesita del apoyo institucional para no perder competitividad. En este sentido, es de destacar la apuesta del diputado general de Bizkaia por convertir el territorio en un referente para la pequeña y mediana empresa a nivel del Estado y en Europa. Establecer un ecosistema integral al servicio de la Pyme, con financiación accesible, talento y profesionales a disposición, investigación y desarrollo comercializable, fiscalidad adaptada... hará que las pequeñas empresas tengan más facilidad para continuar siendo punta de lanza de nuestra economía. La Pyme es uno de los objetivos prioritarios de los programas económicos de todas las administraciones, ahora emprendedores y pequeños empresarios deben aceptar el reto y activar estas oportunidades.