A medida que se cumplen plazos se van concretando propuestas para acceder a los fondos Next Generation-EU. Un instrumento que nadie duda será clave para la recuperación general; a nivel vasco, para afrontar transformaciones y mejorar la competitividad; y, a nivel estatal, incluso para sentar las bases de una nueva estructura económica. Por ello, es una oportunidad que no se debe perder ni se puede malograr en debate estériles. El Gobierno central debe definir, tanto para las subvenciones como para los préstamos, cómo se va a poder acceder a ellos, qué tipo de proyectos serían los más alineados con los requerimientos definidos por Bruselas y, lo que parece más importante, cómo se va a realizar su reparto. En función de qué criterios se podrá optar a estos recursos; porque no es lo mismo atender a variables demográficas, por ejemplo, que a criterios de eficacia, de capacidad de tracción o de innovación. Estaría bien intentar concitar el mayor acuerdo posible para definir estos parámetros de gestión de los fondos, porque el calendario corre. Las instituciones vascas ya han reclamado su papel en esta gestión, apelando a la subsidiariedad que defiende la propia Unión Europea. Los mensajes del Gobierno central solo hablan de colaboración. Como suele ser habitual, habrá que esperar a la decisión de los máximos responsables institucionales, tras la negociación política correspondiente.