Bizkaia logra ya una reducción del 6% en su consumo energético y aprueba el nuevo Plan Foral para avanzar hacia el -35% en 2030
La Institución foral define su hoja de ruta para ser un territorio climáticamente neutro y resiliente en 2050, frente a un escenario de emisiones elevadas y riesgos crecientes por el calentamiento global
- Estrategia Empresarial
- 15-Diciembre-2025
Arantza Atutxa, diputada de Medio Natural y Agricultura. Foto: DFB
La Diputación Foral de Bizkaia ha aprobado el nuevo Plan Foral de Actuación Energética, un instrumento clave para profundizar en la transición hacia una administración pública más eficiente y sostenible. El plan se presenta con un dato especialmente significativo: el sector foral ha logrado ya una reducción del 6% en su consumo energético, lo que supone un ahorro de 6,2 millones de kWh respecto al año base (media 2016-2018). Este avance constata la eficacia de las medidas implantadas en los últimos años y marca el camino hacia el objetivo fijado por la normativa autonómica: alcanzar un 35 % de reducción en 2030.
El plan parte de un diagnóstico energético detallado que analiza la evolución de consumos en edificios, instalaciones, parque móvil y Bizkaibus entre 2016 y 2024. Actualmente, existen 352 puntos de suministro y 371 instalaciones, entre alumbrado público, infraestructuras viarias, gestión de residuos o centros de procesamiento de datos. Los datos reflejan avances importantes: los edificios de la Diputación han reducido su consumo un 24%, el parque móvil un 15%, y equipamientos como el Palacio Euskalduna o Aparkabisa alcanzan descensos del 20% y el 30%, respectivamente. En Bizkaibus -que no computa a efectos de la Ley 4/2019- también se aprecia una mejora destacada, con un 8 % menos de consumo pese al incremento del servicio, gracias al proceso de electrificación de su flota. En conjunto, el consumo total se sitúa hoy en 97,8 millones de kWh, frente a los 65,5 millones que deben alcanzarse en 2030.
Con este plan, Bizkaia cumple con las obligaciones establecidas por la Ley de Sostenibilidad Energética, que exige inventarios completos de consumos, auditorías y certificados energéticos, control telemático de suministros, renovación eficiente de instalaciones y vehículos, la implantación de energías renovables que cubran al menos el 32% del consumo en 2030, así como acciones de formación, sensibilización y evaluación periódica. El plan también se alinea con la nueva Ley de Transición Energética y Cambio Climático, que sitúa como metas una reducción del 45% de las emisiones para 2030 y la neutralidad climática para 2050, integrando la variable climática en toda la planificación.
Para alcanzar estos compromisos, el Plan Foral de Actuación Energética articula 23 medidas concretas que abarcan toda la estructura foral. Incluyen la reforzada coordinación interna, la centralización de inventarios, la formación del personal, las auditorías energéticas, la rehabilitación y mejora de edificios, la modernización de la iluminación y la climatización, la implantación de monitorización y energías renovables, la eficiencia en carreteras, la electrificación del parque móvil, el impulso a la movilidad sostenible y la incorporación de criterios energéticos en la contratación y los presupuestos. Cada actuación cuenta con responsables definidos, calendario y presupuesto estimado.
El plan ha integrado además un proceso participativo con el personal foral y la ciudadanía, de quienes se han recogido 901 cuestionarios internos y 1056 aportaciones adicionales, incorporando sus propuestas en el diseño de las líneas de actuación.
Bizkaia se prepara para un clima que ya está cambiando
Bizkaia ha definido su hoja de ruta ante un reto que ya es visible: el territorio es responsable del 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero de Euskadi, y aunque desde 2005 estas se han reducido en torno a un 25-38%, los sectores más emisores -la energía (44%), el transporte (26%) y la industria (17%)- siguen marcando el ritmo de la descarbonización necesaria.
La Estrategia identifica también la evolución de las absorciones de CO₂: los bosques y suelos de Bizkaia actúan como sumideros, con valores que han oscilado entre 0 y 1041 ktCO₂ netas al año, aunque se aprecia una pérdida progresiva de capacidad de absorción desde 2005, lo que refuerza la urgencia de proteger y restaurar los ecosistemas.
El diagnóstico climático confirma que el territorio ya está experimentando impactos significativos: entre 1971 y 2016 la temperatura media ha aumentado más de 1ºC, y se han incrementado los días cálidos, las noches tropicales y las olas de calor, mientras que disminuyen los días fríos. Las precipitaciones muestran cambios estacionales y episodios de mayor aridez, con consecuencias que van desde la reducción del rendimiento agrícola y forestal hasta un mayor riesgo de inundaciones o efectos directos sobre la salud, como golpes de calor o agravamiento de enfermedades crónicas.
Ante este contexto, Bizkaia fija metas claras y alineadas con la normativa vasca y europea: para 2030, el territorio debe lograr una reducción del 45 % de emisiones respecto a 2005, que el 32 % del consumo final de energía sea renovable y que el consumo energético total se reduzca un 12 % respecto a 2021. Para 2050, el objetivo es alcanzar la neutralidad climática, aumentar la resiliencia y asegurar que los impactos del cambio climático no comprometen el bienestar, la salud ni la actividad económica del territorio.
La visión que recoge la Estrategia Climática de Bizkaia 2050 es la de un territorio neutro en emisiones y preparado para los riesgos climáticos, con ecosistemas protegidos y restaurados, una movilidad sostenible, sectores económicos con modelos bajos en carbono y un enfoque de transición energética justa que mejore la calidad de vida de la ciudadanía.
