BBVA Research prevé que el crecimiento del PIB per cápita en el País Vasco entre 2019 y 2025 podría doblar al del conjunto del Estado

El servicio de estudios de BBVA estima que el crecimiento del PIB en el País Vasco podría situarse alrededor del 2,0% en 2024, un avance casi tres veces superior al de la Eurozona (0,7%), aunque por debajo del conjunto de España (2,9%)

De dcha. a izd. Marta Alonso, directora Territorial Norte BBVA, y Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research. Foto: BBVA

Según el informe ‘Situación País Vasco. 2024’ de BBVA Research, presentado hoy por Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA Research para España, y Marta Alonso, directora de la territorial Norte de BBVA en España, en 2025 se espera un repunte del crecimiento en el País Vasco hasta el 2,8%, uno de los más altos del conjunto nacional, gracias a la recuperación de la demanda europea y los menores costes de los insumos.
A diferencia de lo observado antes de la pandemia, en 2023 y en lo que va de 2024, la inmigración contribuye positivamente a la creación de empleo en el País Vasco, si bien en menor medida que en el conjunto de España. Además, el empleo entre los ocupados de nacionalidad española también muestra un menor dinamismo. El impulso registrado en el primer semestre se truncó en el tercer trimestre de 2024, con un impacto especialmente relevante en las zonas no urbanas. Solo Donostia y su área urbana -donde el turismo tiene un mayor peso que en el resto de la comunidad-, muestran tasas similares a las del conjunto de España. Los principales sectores de servicios y la construcción muestran un menor empuje que en el conjunto nacional, pese a que la hostelería avanza a un ritmo parecido por el empuje del turismo este año. Sin embargo, en sectores clave para el País Vasco, como las manufacturas, la diferencia no es reseñable.
La industria vasca sigue sin recuperar los niveles de la actividad previa a la pandemia, aunque en el tercer trimestre se atisba a una leve mejoría. Únicamente la producción de bienes de consumo escapa a esta atonía, aunque su peso en la industria vasca es pequeño. La energía, por su parte, rebota pero desde niveles muy bajos. La desaparición progresiva de los cuellos de botella, la mejora de la demanda europea y de la inversión en España apoyan la futura recuperación de la producción de bienes intermedios y de los de equipo y son claves para el escenario de recuperación de la economía vasca.
Las exportaciones regionales cayeron un 0,2% en 2023 (-1,0% en España), y en lo que va de año el descenso se amplió al 24,7%. Esta caída afecta a las principales ramas exportadoras. Hasta agosto, las ventas al exterior en términos nominales superan en un 21% las de 2019 (32% en España), pero en términos reales se mantienen un 9,1% por debajo del nivel pre-pandemia (-0,9% en España). A corto plazo, la reducción de los tipos de interés, la estabilidad de los precios energéticos y la mejora de la competitividad y la demanda, tanto europea como española, impulsarán la recuperación de las exportaciones y la industria. Sin embargo, con el débil crecimiento de Alemania y Francia, las exportaciones del País Vasco hacia estos mercados avanzan tímidamente, sin compensar las caídas en Alemania y fuera de la eurozona. Un entorno de menores costes energéticos e inflación, sin dificultades en el comercio global, debería apoyar la demanda en los principales mercados de exportación.

Aceleración del crecimiento en 2025
BBVA Research prevé que el PIB del País Vasco se podría acelerar hasta el 2,8% en 2025, liderando el crecimiento entre las comunidades autónomas. Los menores tipos de interés y la menor inflación, junto a una política fiscal todavía expansiva, favorecerá la recuperación del consumo y de la inversión en Europa, lo que empujará al PIB vasco. De cumplirse estas proyecciones, el PIB per cápita del País Vasco superaría en 4,8 puntos porcentuales el nivel precrisis. Este incremento es casi el doble del registrado en el conjunto de España y el más alto entre las comunidades con mayores ingresos en 2019.
Una estructura exportadora enfocada en bienes altamente complejos puede representar una ventaja relevante para el crecimiento de largo plazo. En este sentido, el País Vasco es una de las regiones que presenta el mayor número de productos complejos exportados. Aunque en los últimos años estos productos han perdido algo de peso dentro del total de las exportaciones vascas, la región sigue manteniendo una posición destacada en este ámbito, lo que refuerza su competitividad en el mercado global.
Por su parte, el sector turístico continúa ganando cuota de mercado y tiene espacio para crecer. La llegada de visitantes extranjeros a los hoteles del País Vasco y sus pernoctaciones han aumentado en los últimos 9 meses a ritmos del 7%, 1 y 2 puntos, respectivamente, por debajo del promedio nacional. Pese a ello, el ritmo de aumento del gasto con tarjeta se sitúa por encima del incremento observado en España. En lo que va de año, el gasto con tarjetas extranjeras registrado en TPV de BBVA está aumentando un 57% interanual, por encima del 27% observado en 2023. El peso de los extranjeros en el gasto realizado en la región en 2023 (5,0%) volvió a los niveles de 2019, 3,5 puntos por debajo del registrado en el conjunto nacional.
Incluso repuntando en el tramo central del año, la contención de los costes energéticos y de los precios de la alimentación permiten reducir la inflación hasta el 1,8% en septiembre en el País Vasco, y al 1,5% en España, con un ajuste rápido de la subyacente. Los productos con inflación menor del 2% alcanzan el 36% de la cesta de consumo (52% en España), mientras que solo en el 0,3% de los productos la inflación superó el 8% en septiembre (2% en España). Esta contención de la inflación permitirá mejorar el poder adquisitivo y ganar competitividad, con un impacto positivo en el consumo privado.
En el País Vasco, la vivienda no presenta desequilibrios tan intensos como los de otras partes de España. A diferencia de lo observado en las regiones mediterráneas, la creación de viviendas parece más acompasada con el aumento del número de hogares. Desde la pandemia, y pese a la escasez de oferta, los precios de la vivienda en la comunidad aumentan a un menor ritmo que en el conjunto nacional. Esto se explica, en parte, por unos precios que superan en un 38% la media nacional y por el menor dinamismo económico y demográfico.

Retos para la economía vasca
Para el crecimiento futuro de la actividad de País Vasco, hay algunos cuellos de botella que podrían moderar el crecimiento. Entre ellos, el sector automotriz enfrenta un elevado grado de incertidumbre relacionado con la transición hacia la producción de vehículos eléctricos. De hecho, las matriculaciones de turismos están lejos de los niveles precrisis. En promedio de los 4 últimos trimestres, las matriculaciones de turismos en el País Vasco se encuentran aún un 38% por debajo de los registros precrisis. Pero las matriculaciones de vehículos industriales se han ido recuperando desde principios de 2022 hasta situarse sólo 1 punto por debajo de los registros precrisis (+3% en España).
Además, existen dudas sobre el efecto de la inmigración en la productividad y preocupa su concentración en puestos de trabajo de poca cualificación. El nuevo proceso de incorporación de inmigrantes al mercado de trabajo se está produciendo con menores tasas de segregación ocupacional gracias a que su participación ha aumentado en casi todas las ocupaciones. La mejora de los incentivos y la reducción de las incertidumbres y barreras que frenan la inversión productiva son una necesidad apremiante para que la productividad crezca.
Los datos de cierre de 2023 confirmaron que el Gobierno vasco mantuvo un crecimiento moderado del gasto, concentrado en un fuerte impulso en el gasto de inversión. Durante el primer semestre de 2024, el gasto ha mantenido una tendencia decreciente que se ha interrumpido a comienzos del segundo semestre, con aumentos en el consumo final compensados por una menor inversión. Los ingresos autonómicos, por su parte, han recuperado cierto dinamismo hasta julio de 2024, apoyados en la buena marcha de la recaudación tributaria.
Finalmente, la falta de consenso en política económica genera incertidumbre. En los últimos diez años ha aumentado la necesidad de prórrogas presupuestarias y el uso de decretos ley en lugar de proyectos de ley. Esta disminución de los proyectos de ley podría indicar una menor disposición a realizar reformas. De acuerdo con BBVA Research, es deseable que se alcancen acuerdos transversales para dar certidumbre sobre ajustes fiscales, servicios públicos, protección social, empleo, inmigración, la doble transición energética y digital, o productividad.

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