La reciente reunión del Consejo Vasco de Finanzas ha servido para actualizar las estimaciones de recaudación fiscal para este ejercicio. Y los datos allí presentados son diáfanos y optimistas: tras los acuerdos entre el Gobierno central y el vasco para acabar con las diferencias en las liquidaciones del Cupo, los ajustes acordados en IVA y los buenos resultados en Sociedades, este año se obtendrán 869 millones de euros más que el ejercicio 2016. Unas cifras de récord. Un aumento extraordinario, si se cumplen esas estimaciones, de casi el 11% sobre lo recaudado en 2016, que quitando los ‘extras’ estaría en el entorno del 4,7%, más cercano a la evolución económica. En el caso del Gobierno vasco, le corresponderían unos 600 millones, que dirigirá a rebajar el déficit y la deuda. El resto sería para las diputaciones, que lo podrían repartir entre los ayuntamientos. De cara al próximo año, dentro de la política de prudencia, las primeras previsiones de recaudación consolidan la marca de los 14.000 millones de euros, con un pequeño incremento del 0,16%. Lo que no ocurrió en la reunión del CVF fue que alumbrara una reforma fiscal profunda, porque se mantienen las discrepancias entre instituciones y entre partidos que las apoyan. Sí hubo un compromiso para pactar la Ley de Aportaciones el próximo año. Por cierto, empieza a extrañar el retraso del Gobierno central en aprobar la Ley Quinquenal del Cupo y la reforma del Concierto Económico, pactadas en mayo.