El Consejo Vasco de Ciencia y Tecnología ha aprobado las bases del próximo Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030. Se van cumpliendo los plazos y el actual PCTI 2020 está tocando a su fin. De lo conocido hasta ahora se puede considerar que es un documento ambicioso. Primero, en su gran objetivo: situar a Euskadi entre las regiones europeas más avanzadas en innovación. Segundo, en los recursos que quiere movilizar: 20.000 millones de euros en diez años, el doble de lo previsto para el PCTI actual. Y ambicioso también en el compromiso gubernamental de incrementar anualmente no el 5% sino el 6% los presupuestos de apoyo a la I+D+i. Muchas veces se ha argumentado para explicar que no crecieran los datos, por ejemplo, de inversión sobre el PIB en I+D, que el resto de regiones y países también corrían y lo hacían, además, más rápido. Al mismo tiempo, la nueva RIS3, más evolucionada y focalizada, podrá ayudar a centrar mejor las prioridades. Unas exigencias que vienen determinadas por los grandes desafíos. Esperemos que esta ambición sea suficiente para que recuperemos posiciones relativas en el concierto europeo de la innovación. Eso nos facilitará que las inversiones en ciencia, investigación, desarrollo tecnológico e innovación coadyuven a que el nivel de vida, de empleo, de cohesión y de bienestar de nuestra sociedad se mantenga.