Afrontar las transiciones desde la industria europea

Una reciente comparecencia pública de la consejera Arantxa Tapia puso sobre la mesa el peligro de afrontar las grandes transiciones globales desindustrializando Europa. Muchos de los desafíos actuales relacionados con la electrificación de la automoción, con la descarbonización, con la falta de microchips o con las energías renovables suponen un auténtico reto para no hacer que los exigentes objetivos planteados solo se puedan abordar mediante tecnologías de terceros países, fundamentalmente asiáticos. La pandemia y la guerra en Ucrania, junto a los problemas logísticos, pusieron sobre la mesa la necesidad de contar con producciones estratégicas cercanas y más controlables. La soberanía industrial y tecnológica, a nivel europeo, puede ser una utopía en un mundo global, pero no hay que cejar en conseguir cada día más. El coste de contar con vehículos eléctricos no puede depender de las baterías chinas. La descarbonización no puede materializarse a costa de desindustrializar Europa. Se debe intensificar la producción local, sin perder competitividad a nivel internacional. La fabricación de semiconductores de alta tecnología debe ser una estrategia europea. Una frase que dijo la consejera resume perfectamente esta situación: “Fabricar en China es más barato, pero hacerlo más cerca es más importante; y hacerlo con empresas locales, imprescindible”.

Más noticias de Opinión / Iritzia