El dinamismo de la economía junto con la resiliencia del mercado laboral nos introduce en un 2024 que contrariamente al año pasado entra claramente con mejores previsiones tanto en la primera como en la segunda mitad del año. Si, por un lado, los temores de una estricta política monetaria, en un contexto de ausencia de estímulos fiscales, nos hacía prever una caída en recesión de las grandes economías internacionales, entre las cuales se encontraba la española y la de Euskadi, las señales de la última parte de 2023 y este comienzo de año claramente nos han confirmado que la ralentización internacional será asimétrica y probablemente afectará
¿Tendremos una crisis financiera y una recesión económica? Seguramente, durante los próximos años esto ocurrirá, pero no es ahora el momento en que vayan a producirse dichos acontecimientos. Estamos inmersos y lo seguiremos estando, aún más, dentro de una estanflación –es decir, una mezcla de estancamiento económico acompañado de un elevado nivel de inflación–, pero no estamos ante una crisis financiera comparable a la del 2008. La inadecuada gestión del riesgo ante la desmesurada liquidez barata que hemos tenido durante la última década ha podido generar muchos errores de inversión, pero, desde luego en este 2023 no tenemos los activos tóxic