2022 ha cerrado con un crecimiento conjunto mayor de lo esperado, si bien con una clara tendencia a la desaceleración, tanto en actividad como en empleo. Nos enfrentamos a un escenario de baja rentabilidad y altos costes por un entorno de crisis energética e incremento de los precios tanto para las familias como para las empresas, que nos abocan a una fuerte reducción de los márgenes empresariales. A pesar de todo, es cierto que la economía vasca ha registrado en 2022 un incremento del PIB del 4’3%, en la línea de lo estimado por Confebask (4’2%), aunque en la franja baja de la horquilla prevista. El conjunto de analistas ya atisbábamos un