El alma de un operador reside en su capacidad para asumir la gestión de procesos como la gestión de inventarios, monitoreo del stock, previsiones de la demanda, almacenamiento, gestión aduanera, consolidación y desconsolidación de cargas, picking, packing, embalaje, etiquetado o facturación, entre otros y esto permite al cliente centrarse en su actividad principal. Además, como respuesta a las necesidades particulares de cada cliente, diseñan soluciones ad hoc, garantizando la eficiencia, reducción de costes y mejoras en los tiempos de entrega. Todo esto es gracias a su experiencia, tecnología e infraestructuras, ya que suelen establecerse