El sector de las telecomunicaciones está siendo uno de los principales motores para el desarrollo de la economía global hiperconectada en la que vivimos. La disponibilidad cuasi universal de infraestructuras de telecomunicación de alta capacidad, tanto fijas como móviles, junto con los avances en el desarrollo de dispositivos de cliente cada vez más potentes y accesibles para todo el mercado, y la aparición de una industria de desarrollo de software que nos ha dotado de funcionalidades casi ilimitadas para apoyar cada aspecto de la vida, tanto en la vida personal como profesional, han creado nuevas formas de relación entre las personas y la