La clave de cualquier empresa es ser competitiva en el ámbito en el que desarrolla su actividad. En la actualidad y previsiblemente en el futuro, el escenario es global y cambiante en función del avance tecnológico. La gestión empresarial debe enfocarse a crear un clima de permanente adaptación y personalización, servicio esmerado que dé respuesta a las necesidades reales de los clientes y a la formación, motivación y desarrollo profesional de las personas para lograr un alineamiento ilusionante y generalizado con los retadores objetivos establecidos.