Zedarriak propone cuotas para jóvenes y marcarse objetivos ambiciosos de equidad intergeneracional

Su segundo Informe se centra en la generación Z (las personas que tienen ahora aproximadamente 18-30 años), llamada a ser protagonista de profundas transformaciones, aunque represente un porcentaje cada vez menor de la población

Foto: Zedarriak

La población joven en Euskadi representa en la actualidad menos del 14% de la población total, un 12,1% del censo electoral en las últimas elecciones, y tan solo un 8% del censo de la militancia en partidos políticos. Como referencia, las personas mayores de 65 años suponen ya el  24%  de la población vasca, y  un  29,2% del  censo electoral. Esta diferencia se incrementará más en los próximos años.
Este nuevo informe del Think Tank, que ya fue anunciado en Mayo del año pasado, recoge datos objetivos que muestran cómo las personas jóvenes que han crecido durante la crisis económica y la pandemia se enfrentan hoy en día a dificultades para desarrollar sus proyectos vitales, mientras que la población de mayores de 65 años se encuentra en muchos casos en una situación más favorable.
Crear un nuevo pacto generacional es una necesidad del presente y una apuesta de futuro, en la que es preciso que el conjunto de la sociedad se implique. Zedarriak propone por ello marcarse objetivos ambiciosos en el reto clave de la equidad intergeneracional, del mismo modo que nos hemos marcado estar entre los primeros países en indicadores concretos de reducción de desigualdades sociales y de la brecha de género.
Elementos clave como el diseño del sistema de pensiones de jubilación, la regulación del mercado de alquiler y compra de vivienda, o la estabilidad y nivel de retribución de los contratos laborales a personas jóvenes constituyen piezas clave de este pacto generacional en las que debemos trabajar de forma activa, implicando a las personas jóvenes en estas decisiones claves.
Para ello Zedarriak propone abrir un debate en la sociedad sobre la oportunidad de establecer cuotas de participación de personas jóvenes en órganos de gobierno y en las decisiones de empresas, ONGs e instituciones.
Todo un reto, porque la media de edad del Parlamento Vasco es de 48 años, y solo 3 de 75 representantes tienen menos de 30 años. Los Consejos de Sociedades cotizadas en España arrojan una edad media de 60,5 años y el último “Libro Blanco del Tercer Sector Social de Euskadi” señala también como uno de sus retos el relevo generacional dentro de las organizaciones y en su base socia. Es una de las reflexiones que Zedarriak (con una edad media de sus integrantes de 63 años) asume también en primera persona, y por ello alguno de los proyectos que se presentan posteriormente apuntan precisamente a corregir este sesgo.
También será un reto implicar y formar a las personas jóvenes que, como media, muestran un cierto alejamiento de los cauces más institucionales, y son sin embargo más activas en formas de ciberactivismo. Y por si alguien aduce que es preciso mayor experiencia para ocupar estas responsabilidades, el Informe recuerda la edad con la que el primer Lehendakari, José Antonio Aguirre, asumió este cargo: 32 años.

Retos económicos, del sistema educativo y culturales
La economía y la relación de la juventud vasca con la empresa ocupa, como no podía ser de otro modo, una parte importante del diagnóstico y de las recomendaciones de Zedarriak.
Y es que, como señala el Informe, el 76% de las empresas vascas afirman que tienen crecientes dificultades de encontrar el talento que demandan. La jubilación de la generación “baby boom” que acaba de comenzar, y los datos de natalidad han encendido ya todas las alarmas: hacen falta más jóvenes para cubrir las necesidades de la empresa vasca, especialmente en la industria y en estudios STEM (2 de cada 3 demandas de contratación de FP y universidad se dirigen a personas con este tipo de estudios).
En este contexto, el estudio apunta luces y sombras. Es buena noticia que la confianza de la juventud en las empresas haya mejorado sensiblemente en las dos últimas décadas (del 31% en 1999 al 62% en 2021), y también que el porcentaje de jóvenes de 20 a 29 años que se han planteado alguna vez emprender, asciende a cerca del 40%, un porcentaje que está subiendo en los últimos años.
Pero debe hacernos reflexionar el dato de que el 65,5% de la juventud de16 a 29 años asalariada haya tenido un contrato temporal en 2021, frente al 29,1% del conjunto de la población asalariada de Euskadi. También la tasa de empleo a jornada parcial, que refleja el porcentaje de personas jóvenes ocupadas de 16 a 29 años que trabajan por debajo de las 30 horas semanales, ha aumentado hasta alcanzar en 2020 el 33,5%. No es de extrañar que una parte de estos contratos no satisfagan las expectativas de las personas empleadas, y haya casos en que ni siquiera consigue cubrir las necesidades básicas.
La brecha es mayor si se considera el género: el salario medio de las mujeres jóvenes sin estudios, con formación profesional o universitarios es inferior al de los hombres, pero las diferencias son menores a mayor formación.
Zedarriak apunta varias líneas de trabajo en las que se implicará en los próximos meses con otros agentes, incidiendo en la necesidad del trabajo conjunto entre sistema educativo, empresas e instituciones y en la importancia de que las organizaciones se adapten para ser atractivas para la Generación Z (un reto especialmente relevante para las PYMES).
Tan o quizá más importante que la economía, la cultura ocupa una parte relevante del informe. Y es que la generación Z es más diversa, tanto por procedencia (en 2030 una de cada 5 personas jóvenes en Euskadi será extranjera), como por tener una mayor experiencia internacional (cerca del 54,8% de las personas jóvenes ha tenido una experiencia en el extranjero) y son también nativos digitales.
Esa diversidad tiene reflejo también en cómo manifiestan su identidad sexual (tan solo el 66% de las personas jóvenes con edades comprendidas entre 16 y 22 años se identifican como ‘exclusivamente heterosexuales’), en cómo se plantean sus relaciones de pareja o su deseo de tener hijos o hijas (dentro o fuera de la pareja).
El estudio recuerda que, aunque la dificultad de emanciparse o la falta de estabilidad laboral hace que muchas personas jóvenes (singularmente en el caso de las mujeres) no puedan tener descendencia a la edad que les gustaría, en muchos casos se trata de una decisión en la que intervienen otros factores. En particular, la pandemia ha golpeado de manera muy singular a esta generación, una realidad sobre la que tenemos aún pocos datos.
Natalidad e inmigración son las dos ecuaciones fundamentales para nuestro futuro, y ante ninguna de ellas cabe plantear soluciones simplistas. Tenemos un sistema educativo referente, y la necesidad imperiosa de incorporar más personas a nuestras empresas. Tenemos palancas que podemos activar para atraer personas de otras culturas, de otros países. Pero para que encuentren aquí su destino vital es muy importante mejorar nuestros mecanismos de atracción, acogida e inclusión.
Por ello Zedarriak propone intensificar el debate público sobre esta temática, con objeto de avanzar hacia una sociedad abierta, de acogida, atractiva para innovadores y personas que busquen su desarrollo personal y profesional en Euskadi.
El reto es urgente y, además de concienciar a la sociedad, es fundamental dar pasos concretos y progresar de forma decidida en el diseño de sistemas educativos flexibles, en los que las familias procedentes de diferentes territorios, o con requisitos exigentes de movilidad geográfica, encuentren soluciones sencillas a los itinerarios educativos de sus hijas e hijos.
 
Pensar, hacer pensar, e impulsar proyectos en colaboración
Zedarriak incluye en este Informe un conjunto de Anexos que permitan a las personas interesadas poder profundizar, y obtener puntos de vista complementarios sobre las cuestiones tratadas.
Se trata de pensar, y hacer pensar. Fomentar el debate sereno sobre temas sobre los que es lícito que existan diferentes puntos de vista, diferentes miradas, evitando la polémica y la crispación que en tantas ocasiones impiden avanzar hacia las soluciones.
Por eso Zedarriak agradecerá cualquier aportación, y la ha buscado de forma específica antes de la publicación de este Informe, tal y como se informó en la Nota de Prensa anterior, y queda recogido en el Anexo III.
El Informe reconoce y agradece las interesantes aportaciones recibidas, que han quedado en muchos casos incorporadas en la versión definitiva del Informe, contribuyendo al rigor de los datos aportados y a profundizar en el entendimiento de la diversidad de este colectivo (que las estadísticas no siempre recogen de forma adecuada).
Zedarriak seguirá trabajando en 2023 sobre las mismas bases, publicando nuevos informes e impulsando proyectos y prestando también su apoyo a otros que sean impulsados por otras entidades de la sociedad civil.
En coherencia con el diagnóstico, buscará también de forma proactiva rejuvenecer su base social, incorporando nuevas personas al Think Tank y abriendo una nueva categoría de pertenencia, “Zedarriak Taldeko Lagunak - Amigos de Zedarriak”.

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