Integrada por 63 cooperativas que facturan 300 millones de euros, la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de Euskadi inicia una nueva trayectoria, donde uno de sus retos es mejorar su rentabilidad.

Esta nueva etapa ha sido asumida por Pablo Durana, cerealista de Garlan y nuevo presidente de la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de Euskadi. Entre sus próximos objetivos de gestión destacan avanzar en la cadena de valor, incrementar el valor añadido y mejorar la rentabilidad de las cooperativas. “Para ello -explica-vamos a potenciar las inversiones y la excelencia en la gestión para que nuestras bodegas, lácteos, hortalizas, huevos y carne sean cada vez más apreciados e identificados por el consumidor. Además, vamos a promover la formación y la promoción interna”.
En este sentido, Pablo Durana destaca que entre las fortalezas de la Federación se encuentra “la capacidad de dar respuesta a un consumidor en un circuito muy corto y a la vez muy exigente en cuanto a seguridad alimentaria, calidad y características organolépticas de sus productos” y, de otra parte, reafirma “la profesionalidad y competitividad de nuestros productores, no envidiable a la existente en el resto de Europa”.
El nuevo presidente de la Federación también se ha planteado la unidad del mundo cooperativo ya que “fuera de este organismo hay pocas cooperativas, no llegan a 10, con una dimensión pequeña (menos de 100 socios) y una facturación de un millón de euros. Su integración -afirma- daría una mayor representatividad al sector, además de cobertura y servicios”. Con cerca de 600 empleos directos y 10.000 socios, la Federación ostenta un importante reconocimiento institucional, junto con un alto grado de utilización de los servicios que ofrece a sus cooperativistas.