El tejido industrial vasco cuenta desde el pasado año con una valiosa herramienta para la aplicación de la ‘Huella Ambiental Corporativa’, una medida multicriterio del comportamiento ambiental de una empresa, con la perspectiva de todo el ciclo de vida de la misma.
La `Guía Metodológica para la aplicación de la Huella Ambiental Corporativa´, editada por Ihobe en 2017, se ha convertido en un año en un manual de seguimiento casi obligado para multitud de empresas comprometidas con el medio ambiente y el seguimiento de la huella ambiental de su actividad, incluyendo sus bienes y servicios y toda la cadena de suministro, tanto la de proveedores como la de distribuidores.
La ‘Huella Ambiental Corporativa’ considera, por tanto, no sólo los impactos que se producen en la fase y lugar de producción, sino en todas las etapas de los productos fabricados o servicios proporcionados,. Por tanto, contempla desde la extracción de las materias primas hasta el uso y la gestión de los productos al final de su vida útil, incluyendo todos los transportes y distribuciones asociados a los mismos. La ‘Huella Ambiental Corporativa’ se calcula para un periodo de tiempo (habitualmente por año natural) y, generalmente, incluye todas las actividades, instalaciones y productos y servicios ofertados por la empresa, aunque, en función del uso que se vaya a dar a la misma, puede centrarse específicamente en alguno de ellos.
Los distintos estándares por los que se rige actualmente esta herramienta son Guidance on Organizational Life Cycle Assessment [Pnuma/UNEP], la Norma ISO/TS 14072:2014 y Guías de la Huella Ambiental de las Organizaciones como la editada por Ihobe. Esta herramienta ha sido desarrollada por empresas vascas como Euskaltel, Velatia, Vicinay o Iberdrola, a la que Aenor entregó la certificación oficial de su ‘Huella Ambiental Organizacional’, de acuerdo con la norma ISO 14072.