La Feria Internacional de Grabado y Arte sobre Papel, FIG Bilbao, volvió a cerrar una exitosa edición, superando ampliamente los 10.000 visitantes del año anterior y con un notable registro de ventas. El Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno vasco, así como diversas entidades privadas (entre ellas, BBVA), mantuvieron un año más su apoyo a este certamen, referente del arte gráfico en el sur de Europa y un punto de encuentro internacional del arte contemporáneo. 
Entre el 27 y el 30 de noviembre se mostraron en Euskalduna Bilbao más de 60 propuestas artísticas –presentadas por galerías, talleres, centros de grabado y editoriales– con obras de más de 500 artistas, tanto consagrados como emergentes, convirtiendo a FIG Bilbao 2025 en el centro de la gráfica contemporánea. 
En su 14ª edición, FIG Bilbao centró su mirada en la creación artística de Taiwán, de manera que en la muestra, comisariada por la gestora cultural experta en arte asiático Diana Chow, se pudo conocer el trabajo de hasta una decena de artistas, que acercaron al público nuevas técnicas de estampación y pintura en tinta.
Un año más, FIG Bilbao apoyó el talento emergente y a los jóvenes, con especial atención a los Cubos de las Tentaciones y el programa OPEN Portfolio, así como la contribución femenina en el mundo del arte. El programa de actividades incluyó demostraciones, visitas guiadas, exposiciones, encuentros y actividades participativas, que fomentaron la comprensión y apreciación del grabado, y del arte sobre papel.
Entre el grupo de ponentes de las conferencias destacaron la historiadora del arte y divulgadora Sara Rubayo, especializada en visibilizar a las mujeres del mundo del arte; el abogado, economista y consultor de arte Miguel Espel, y Giuliano Camilleri, restaurador y conservador de obra gráfica, libros y documentos.
Además, FIG Bilbao 2025 celebró el 40º aniversario del Centro Portugués de Serigrafía (CPS) con un encuentro y una muestra de artistas vascos que han pasado por sus talleres de Lisboa, y rindió homenaje a Koldobika Jauregui, uno de los mayores exponentes del grabado contemporáneo en Euskadi.