En las infraestructuras de telecomunicaciones el objetivo es conseguir redes, fijas y móviles, con capacidad de transmitir grandes cantidades de datos a gran velocidad. En comunicaciones fijas las inversiones de las operadoras se dirigen a establecer redes de fibra óptica, que están posibilitando el desarrollo de paquetes de servicios convergentes (telefonía, internet y TV), en detrimento de otros sistemas como el ADSL Así, los grandes operadores están desplegando sus redes para llevar la fibra hasta el hogar.
Una tecnología por la que ya apostó desde sus inicios Euskaltel, y que ahora, tras la reciente compra de R, le supone contar con una red propia de fibra óptica de unos 725.000 kilómetros y más de 715.000 clientes residenciales y empresariales, reforzando su posición como operador de referencia en el norte del Estado.

En movilidad, los operadores implantan tecnologías 4G e investigan ya en 5G, buscando responder a las necesidades cada vez más exigentes del internet móvil. Nuevas redes que soportan velocidades de hasta 375 Mbps, fundamentales para, por ejemplo, agilizar la conexión de objetos inteligentes, el ‘Internet de las Cosas’.
Precisamente, las fuertes inversiones necesarias para implantar estos avances tecnológicos están recomponiendo el sector de las ‘telecos’ en el Estado con adquisiciones, como la de Ono por Vodafone, la de Jazztel por Orange o la ya mencionada de R de por Euskaltel.