Itsasmuseum ha recibido, en el marco del programa 'La Obra Invitada' suscrito con el Museo de Bellas Artes de Bilbao, 'La Ría en Desierto', una pintura muy representativa del artista Adolfo Guiard. La obra ofrece una vista característica de la ría de Bilbao desde Punta Zorroza, en la margen izquierda, enmarcada por pabellones industriales, y destaca por su capacidad para plasmar la dinámica de la ciudad en plena transformación industrial. 
Esta pieza, que refleja la intensa actividad de la ría a finales del siglo XIX, se exhibirá en la planta alta de la exposición permanente, en la zona dedicada a las navieras y la construcción naval, y estará estrechamente relacionada con la celebración del 125 aniversario de la creación de Anavas, la Asociación de Navieros Vascos, prácticamente coetánea de la obra, que el viernes 14 de marzo se conmemora en Itsasmuseum.

La Ría en Desierto
La obra, pintada en 1897, ofrece una visión de la ría de Bilbao como centro del desarrollo económico de la ciudad. La composición llama la atención por la distribución de los elementos que en ella se observan, y que se concentran, principalmente en los márgenes de la obra, con la intención de dedicar la mayor parte de lienzo a la experimentación cromática.
“La mirada se orienta hacia aguas abajo, hacia una desembocadura que no se llega a ver, pero se intuye cinco kilómetros más adelante. A la izquierda queda la ribera de Lutxana, donde multitud de barcos atracan en sus muelles para la carga y descarga de mineral de hierro, en tanto que a la derecha se observa la barriada de Elorrieta, con sus arracimadas casas obreras y de ferroviarios. Curiosamente, ese paisaje del fondo es el mismo, visto desde otro emplazamiento (ya en la margen derecha), que el utilizado para La aldeanita del clavel rojo, de 1903”. 

*Extracto de la ficha de Javier González de Durana, que puede consultarse íntegramente en el siguiente enlace: https://bilbaomuseoa.eus/obra-de-arte/la-ria-en-desierto/

Programa La Obra Invitada
Este acuerdo de colaboración entre ambas instituciones museísticas comenzó en 2018 con el doble objetivo de aportar dinamismo a la propuesta expositiva de Itsasmuseum y de recontextualizar en sus salas obras singulares de la centenaria pinacoteca bilbaína para generar un diálogo innovador y coherente entre las piezas temporalmente cedidas y las piezas representativas de la cultura y el patrimonio marítimos del territorio.
La pintura de Guiard, que desde este miércoles se exhibe en Itsasmuseum, es la octava Obra Invitada después de la escultura El timonel de Quintín de Torre (c. 1913) y las pinturas El grumete blanco (c. 1922-1924) de Julián de Tellaeche, Bilbo MMX (2010) de Jesus Mari Lazkano, El barco azul (1985-1986) de Mari Puri Herrero, Mal tiempo. Holanda (c. 1902) de Álvaro Alcalá Galiano, El puente de Burceña (c. 1925-1930) de Aurelio Arteta y Por las víctimas del mar (1914) de Valentín de Zubiaurre, que se despide con la llegada de esta nueva obra.
Con la finalidad de dar difusión al programa, se organizan conferencias a cargo del equipo curatorial del Museo de Bellas Artes de Bilbao y de historiadores/as o artistas. Hasta la fecha, se han celebrado: “Quintín de Torre, tradición y modernidad”, “Julián de Tellaeche. Pintor del mar y sus gentes”, “El barco azul, entre la noche y el día”, “Un pintor en busca de sus paisajes”, “Arteta, emblemas de un pasado industrial” y “Por las víctimas del mar”. En esta ocasión la conferencia correrá a cargo del historiador Javier González de Durana, experto en la obra de Adolfo Guiard. 

Adolfo Guiard
(Bilbao, 10 de abril de 1860 - 8 de marzo de 1916)
Fue uno de los pintores más destacados del arte vasco del siglo XIX y el principal impulsor del impresionismo en Euskadi. 
Hijo del fotógrafo francés Alphonse Guiard y de Juliana Larrauri, el arte fue una constante en su vida. Guiard inició sus estudios artísticos en Bilbao de la mano de Antonio Lecuona, donde compartió formación con personalidades como Paco Durrio, Anselmo Guinea y Miguel de Unamuno. Posteriormente, se trasladó a Barcelona y, en 1878, se estableció en París, donde tuvo su primer contacto con el impresionismo. Allí comenzó a pintar al aire libre y a relacionarse con destacados escritores y artistas, entre ellos Zola, Gauguin, Monet, Picasso y Degas, un entorno social que marcó significativamente su manera de concebir el arte.
En 1886, Guiard regresó a Bilbao, donde abrió su estudio en la calle Correo del Casco Viejo y comenzó a recibir importantes encargos. En 1887, realizó tres grandes obras para la Sociedad Bilbaína: La ría de Axpe, En la terraza y Cazadores en la Estación del Norte. Estas obras reflejaban distintos momentos de la vida cotidiana de una Bilbao en plena transformación con barcos cargueros navegando por la ría, personas disfrutando en una terraza junto a la costa o el ambiente vibrante de la estación de ferrocarril, escenas que reflejaban el ascenso de una nueva burguesía urbana estrechamente vinculada con la industrialización.
Años más tarde, Guiard se trasladó a Bakio, donde se estableció para estar más cerca de la naturaleza y seguir pintando al aire libre, su gran pasión. En este entorno rural, el pintor dio mayor protagonismo a las figuras humanas que viven y trabajan en el campo, como se refleja en obras como El cho (1887), El aldeano de Bakio (1888) y su emblemática La aldeanita del clavel rojo (1903).
Adolfo Guiard falleció en Bilbao el 8 de marzo de 1916, dejando un legado invaluable en el panorama artístico vasco. Su obra sigue siendo una referencia del impresionismo en Euskadi, donde su capacidad para captar la esencia de la vida cotidiana, el campo y el ser humano continúa inspirando a nuevas generaciones de artistas y amantes del arte.