Dentro de la carrera de media-larga distancia de la industria 4.0, en el futuro próximo veremos una era de fábricas inteligentes que integrarán lo físico con lo virtual, donde los fabricantes y maquinas compartirán información con la cadena de suministro y donde los procesos pueden ser optimizados automáticamente, ser autoconfigurables y usar inteligencia artificial para completar tareas difíciles basadas en flujos de trabajo complejos.
La tecnologías de fabricación aditiva e impresión 3D, inicialmente enfocadas al desarrollo de prototipos mediante materiales plásticos, se han incorporado de manera definitiva a la fabricación industrial, experimentando una ‘revolución’ en los últimos años. Complementan las capacidades de fabricación tradicionales y ofrecen nuevas soluciones gracias a la libertad de diseño y al amplio abanico de materiales disponibles, desde metales a polvos metálicos, pasando por resinas y fibras. Y cada vez tienen más peso los ‘materiales inteligentes’.
Todo ello facilita la utilización de la fabricación aditiva en multitud de sectores (aeronáutica, automoción, energía, construcción, naval, biomedicina, alimentaria, etc.) para producir piezas de alto valor añadido a través de tecnologías como WAMM (Wire Arc Additive Manufacturing), PBF (Powder Bed Fusion) o LMD (Laser Metal Deposition).
Por otro lado, la robótica colaborativa y flexible está entrando con fuerza en las fábricas. Cuenta con un nodo específico dentro del BDIH.
Los sistemas ciberfísicos, por su parte, son una evolución de los actuales sistemas TIC que brindan una mayor interconexión, rapidez, adaptabilidad o seguridad a todo tipo de productos, servicios y procesos productivos y de diseño. Están, normalmente, conectados entre sí y a su vez conectados con el mundo virtual de las redes digitales globales. Estos sistemas se pueden aplicar en múltiples sectores como los de la fabricación, energía, salud, transporte, ciudades inteligentes, etc.