En la medida en que es capaz de crear espacios colaborativos, de aportar soluciones novedosas con tecnologías y nuevos modelos de organización y/o de negocio, la consultoría en I+D+i se ha convertido en un catalizador de primer orden para la innovación, de la que conoce sus últimas tendencias, riesgos y retornos. El sector de la consultoría ha ido acompasando en los últimos años su ritmo de evolución al de sus empresas clientes, proporcionándoles las claves para una mayor competitividad. Prueba de ello es, por ejemplo, la firma Bantec que recientemente ha firmado un convenio con Elkargi y Caja Rural para favorecer el acceso de las pymes a la financiación para el desarrollo de proyectos de I+D+i a través del diseño de nuevas fórmulas innovadoras, mejorando de esta manera su posición de cara a la prestación de sus servicios de búsqueda de ayudas financieras para proyectos de I+D+i.

Otras firmas, como Carsa, son el producto de una coyuntural y decisiva necesidad de innovación. Surgió en 1987, en plena crisis industrial y tecnológica en el País Vasco, cuando la industria manufacturera tuvo que plantearse la reconversión, dando el salto a la automatización y robotización de procesos. Y ahí estuvo Carsa, hoy integrada en Innovalia. Con la experiencia acumulada de 30 años y sin haber alterado filosofía, cultura ni estrategia, apostando por la flexibilidad y la adaptación, Carsa se siente hoy una compañía plenamente preparada para la nueva transformación 4.0 por su conocimiento tecnológico, su equipo profesional y su apuesta continua por la innovación, la tecnología y la internacionalización. Su reto es abordar nuevos proyectos con organismos como el Banco Mundial o el BID que demandan servicios de innovación y tecnología en Latinoamérica.
También Zabala Innovation Consulting lleva 30 años en el mercado, apoyando a sus clientes en la gestión y toma de decisiones en el ámbito de la innovación y liderando o participando en proyectos europeos como el ‘Replicate’ o ‘Waste4Think’.