La Rioja Alavesa ha encendido luces de alarma por la caída de ventas de vino, que no solo afecta a la comarca vitivinícola por excelencia de Euskadi, sino que es una tendencia mundial. “Las zonas productoras, entre ellas Rioja Alavesa, viven una coyuntura global complicada que se está alargando varios años ya, en la que diversos factores (inflación, tensiones políticas, crisis del transporte y suministros y encarecimiento de la vida) han provocado una ralentización del comercio internacional de vino tras el récord pospandemia”, señaló la consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Gobierno vasco, Amaia Barredo, en la XXIX Fiesta de la Vendimia de Rioja Alavesa, celebrada en Moreda.
Los datos interanuales (en 12 meses) analizados en marzo de 2024, muestran una caída del comercio mundial de vino del 5,4% en volumen y del 6,4% en valor. Ante ello, el sector ha realizado importantes reajustes que, con el apoyo de las administraciones públicas, prevén reducir significativamente este desequilibrio también en este ejercicio, con una estimación en el potencial productivo de vendimia de 254 millones de litros de vino amparado en 2024, frente a los 377 millones de 2023.

Reino Unido encabeza las exportaciones de Rioja Alavesa, aunque a precios más baratos, y Canadá y Japón se perfilan como grandes mercados

Respecto a los mercados exteriores, el Reino Unido se posiciona como primer destino para Rioja Alavesa, con vino más barato, y Canadá y Japón emergen como posibles nuevos grandes mercados.
La tendencia a la baja de las ventas, con algún pico positivo, se resume en un descenso del 2,18% en los cinco primeros meses de 2024 y del 4,45% en tasa interanual. “Por ello debemos seguir impulsando medidas que permitan revertir esta situación para lograr ratios de rentabilidad necesarias, tanto en campo como en bodega”, afirmó la consejera. Consciente de las dificultades que atraviesa el sector, en especial, las bodegas de tamaño pequeño y las cooperativas, y a la espera de la hoja de ruta que el sector diseñe y eleve a la Administración a finales de año, el Gobierno vasco está trabajando y desarrollando, recordó Barredo, “nuevas herramientas de apoyo puntual para superar estas dificultades y medidas comerciales en mercados de interés”.
Manifiesto de ABRA
A pocos kilómetros de Moreda y a semanas de la vendimia, la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA) presentaba en Laguardia un manifiesto en el que anunció “un nuevo camino” para la entidad vinícola tras constatar que “nos enfrentamos a una crisis profunda que amenaza con socavar el legado que tantas generaciones han construido”. En este sentido, la asociación que preside Itxaso Compañon revela que han cerrado 96 bodegas desde 2015 hasta 2023, pasando de 358 a 262. Y añade que “la caída en los precios de la uva, que pasó de 1,19 euros en 2017 a 0,71 en 2022, y del vino, junto con el aumento de los costos de producción, ha reducido drásticamente los márgenes de rentabilidad, haciendo que muchos vitivinicultores consideren abandonar la actividad”.

Para los responsables de ABRA, “la situación actual no solo amenaza la viabilidad económica del sector vitivinícola en Álava, sino que también pone en riesgo su identidad cultural y la sostenibilidad del sector turístico”. Consideran “urgente implementar medidas estratégicas para asegurar la supervivencia del sector”. Entre las propuestas clave se encuentran el fomento de la formación y el empleo juvenil, y un apoyo más sólido a las bodegas familiares de la comarca. Además, creen “vital” para los productores alaveses diferenciar sus vinos. El manifiesto se hizo público pocos días después de que los gobiernos de Euskadi, Navarra y La Rioja sellaran un acuerdo para resolver juntos las dificultades que lastran a la DOCa.