Fe en sí mismo, curiosidad e insistencia, claves para alcanzar el éxito

Fernando Querejeta, Txema Vazquez Eguskiza y el pintor Jesús Mª Lazkano, en el encuentro celebrado en Bilbao.

La profesión de pintor, “de inicio, es un negocio dudoso”, ya que “por muy bien que hagas las cosas, lo más probable es que todo salga mal”. La gestión de la adversidad a la que se enfrenta el artista, sobre todo en sus inicios, requiere “ciertas dosis de resistencia y autoafirmación para gestionar esas dificultades”. No obstante, Jesús Mª Lazkano reconoce haber contado siempre con el respaldo familiar: “es un apoyo indispensable que facilita las cosas”.
El pintor bergarés fue el invitado del desayuno-coloquio organizado por la Asociación de Directivos y Profesionales de Euskadi, Adype, un encuentro que si bien pretendía resaltar los espacios comunes entre la gestión empresarial y la de una carrera artística, sirvió al pintor para empezar resaltando una gran diferencia entre ambas: “el mundo de la empresa ofrece respuestas y soluciones, mientras que el arte busca las preguntas adecuadas”. No obstante las similitudes también son muchas, admitió. “Pintar es estar continuamente tomando decisiones”, aseguró. Y en este proceso decisorio, al igual que en cualquier profesión, la experiencia es un grado, pero “cuando uno está empezando las dudas son continuas”.

El artista buscó espacios comunes
entre el arte y la empresa

Lazkano ofreció a los asistentes al encuentro las que a su parecer constituyen las claves del éxito, empezando por “la diferenciación, crear un producto único”, algo que el artista asocia al “branding, la creación de una marca. Es decir, asociaciones simbólicas respecto a la obra”. Igualmente importante es “la visibilidad, que tiene que ver con el diseño de estrategias de comunicación”, tal y como hacen las empresas con sus productos.
Desde un punto de vista más personal, a su juicio es fundamental “tener pasión por lo que se hace y creer en uno mismo para que los demás te crean”. En segundo lugar apeló a “la curiosidad”, a salir de lo que se denomina la zona de confort y “situarse en los lugares donde uno tiene margen de mejora”. Y por último, “la perseverancia, insistir y creer que las cosas acabarán saliendo”. Todo ello, por supuesto, acompañado de “trabajo, trabajo y más trabajo”.

Más noticias de Gestión / Kudeaketa