Euskadi afronta el tercer cuatrimestre del año con una caída del PIB del 20%

A mediados de septiembre, el Eustat confirmará las Cuentas Trimestrales de Euskadi, correspondientes al período abril-junio de 2020, que ya en su avance, en el mes de julio, apuntaban a una caída interanual del PIB del 20,1% y a un descenso del 19,8% en el empleo, muy por encima de las previsiones del Gobierno vasco, que esperaba una bajada del 13,4% y del 10,7%, respectivamente.
Por su parte, la Encuesta de Población en Relación a la Actividad (PRA) que realiza el Eustat, referida al segundo trimestre de 2020, mostraban una cifra de 913.200 personas ocupadas, lo que suponía un descenso de 32.400 (un 3,4%) respecto al trimestre anterior. El número de personas paradas en Euskadi se estimaba entonces en 110.400, 6.000 más que en el periodo enero-abril. Así, la tasa de paro del País Vasco se situaba a finales de junio en el 10,8%, 0,9 puntos porcentuales más que en el primer trimestre de 2020.
El informe del Eustat señalaba, además, que se había producido un incremento importante de personas inactivas, entre las que se encontraban 19.600 más que no buscaban empleo y 8.500 más que no realizaban gestiones activas de búsqueda de empleo.

143.360 personas sin empleo había

registradas en Lanbide a finales de julio,

un millar menos que en junio

No obstante, Lanbide, el Servicio Vasco de Empleo, cerró julio con 143.360 personas registradas como desempleadas. El mes se saldaba con 1.088 personas paradas menos (un descenso del 0,75%), lo que suponía que, por primera vez desde que se decretase el estado de alarma, en marzo, se invertía la tendencia del ritmo de crecimiento del paro y se lograba reducir la lista de desempleo en Euskadi.
Pese a todo ello, las incertidumbres sobre la evolución de la pandemia y sus consecuencias no permiten realizar estimaciones fiables. Para salir de la crisis y recuperar la senda del crecimiento, el Ejecutivo autónomo confía en las ayudas de los programas de recuperación de la Unión Europea, en la política monetaria del BCE, en la senda de estabilidad presupuestaria –que ha de ser pactada con el Gobierno central– y en las propias medidas que están poniendo en práctica las instituciones vascas, dirigidas a la protección de las personas y a la provisión de liquidez de las empresas.

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