La extensión del teletrabajo ha sido una de las principales consecuencias que la pandemia ha tenido sobre la organización de la actividad en las organizaciones, hasta el punto de haber sido objeto de regulación por real decreto primero, y por ley, después. Su tramitación parlamentaria se encuentra en este momento en el Senado, y podría ver la luz próximamente.
Antes del covid, solo el 8,3% de la población española teletrabajaba de forma regular, una cifra inferior la media de la Unión Europea (16%). Pero, a consecuencia de la crisis sanitaria, el 30% de los empleados trabajarán definitivamente desde su casa, según estima un estudio de EuroFound; más de 87.000 en Euskadi.
Lo que en principio fue un recurso de urgencia parece haberse acomodado para permanecer en el tiempo. Con sus pros y sus contras. Por eso mismo, la ley que lo regulará establece un marco legal ‘suficiente’ para no distorsionar las relaciones laborales. Quienes frente al modelo presentista imperante hoy en las empresas abogan por el mantenimiento del teletrabajo, defienden el ahorro en desplazamientos, la mejora de la conciliación familiar, el aumento de la flexibilidad… El 40% de los empleados aseguran sentirse más autónomos y empoderados con esta modalidad. Su compromiso con la empresa también aumenta y con él, hasta un 25% la productividad.

Quienes no se muestran partidarios de trabajar en remoto aducen, sobre todo, problemas de desconexión con el trabajo, falta de unas adecuadas condiciones ergonómicas en la ‘oficina doméstica’ y de contacto con el equipo, lo que lleva en ocasiones a intensificar sensaciones de soledad, estrés y ansiedad y, por ende, al absentismo y a las bajas laborales.
Salud laboral
De hecho, según un informe sobre teletrabajo de InfoJobs, la salud es una de las principales tareas pendientes de este modelo laboral. Y es que el 27% de la población activa española destaca haber padecido problemas físicos tales como dolores musculares o problemas de visión con motivo del teletrabajo, porcentaje que sube hasta el 35% en las mujeres, 14 puntos más que los hombres.
Uno de cada dos encuestados afirma haber sufrido problemas de carácter psicológico, para concentrarse por haber distracciones en casa (23%), falta de productividad o rendimiento (10%) y de creatividad (5%).