El Museo de Las Encartaciones cumple 90 años
El centro cultural de Abellaneda, propiedad de las Juntas Generales de Bizkaia, se inauguró el 26 de julio de 1934
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- 23-Julio-2024
Junteras y junteros posaron el 26 de junio, en el último pleno del curso, en las escalinatas del Museo de Las Encartaciones sosteniendo ejemplares del reeditado folleto. Foto: Juntas Generales de Bizkaia
El Museo de Las Encartaciones cumplirá este viernes 90 años de vida, ya que el centro cultural ubicado en la Casa de Juntas de Abellaneda fue abierto al público el 26 de julio de 1934. El museo ubicado entre Zalla y Sopuerta es uno de los más antiguos del País Vasco. Su recorrido durante este tiempo ha sido agitado, mediatizado por la Guerra Civil y la dura posguerra posterior, y por su dos grandes reformas -en 1968 y en 1994- que implicaron profundos cambios en su devenir.
La idea de construir un museo en la antigua Casa de Juntas nace a principios del siglo XX cuando la Diputación foral decide poner en valor el histórico lugar donde se reunían antiguamente los representantes de Enkarterri. Se trataba de reconvertir la sede asamblearia en un pequeño museo que mostrara el patrimonio cultural de la comarca. La obra de restauración fue encomendada al arquitecto Diego de Basterra, que además de reformar el antiguo edificio renacentista, construyó también una escuela de barrio y una nueva planta en el viejo edificio.
Tras años de obras, los trabajos culminaron en 1932, si bien el Museo de Las Encartaciones no se abrió al público hasta dos años después (el 26 de julio de 1934), efeméride que se ha podido confirmar por anotaciones en el Libro de Firmas del centro cultural. Durante esos años, hasta su apertura oficial, la dirección del museo se ocupó de dotarlo de contenido. Así, se recibieron piezas de inestimable valor patrimonial de diversos lugares traídas por párrocos, políticos y personajes prominentes de la comarca.
La Guerra Civil (1936-1939) y la dura postguerra provocaron importantes contrariedades en el centro cultural. Ante esta situación, la Diputación volvió a tomar cartas en el asunto, y en 1942 encargó al arquitecto Eugenio de Aguinaga una nueva reforma que duraría más de dos décadas y que terminaría por cambiar profundamente el conjunto monumental. En este tiempo, la actividad museística siguió desarrollándose en paralelo a las obras. Las nuevas instalaciones fueron una realidad el 11 de mayo de 1968 y su reapertura llegó con nueva denominación: el Museo de la Casa de Juntas de Avellaneda.
La actuación arquitectónica de Eugenio de Aguinaga fue muy profunda. Eliminó el levante añadido por Diego de Basterra y lo sustituyó por un nuevo piso de mayor altura rematado por almenas. Siguió así criterios neomedievales. El edificio adoptaría de esta forma el estilo y espíritu de torre que ahora se puede contemplar y que, originalmente, la Casa no tenía. También abrió diversos ventanales siguiendo criterios neorrenacentistas y añadió una galería volada para conectar la Casa de Juntas con la Casa del Corregidor. Donde más actuó fue en el interior de ambas edificaciones. Así, diseñó una estructura interior de madera, creó varias salas y construyó la cárcel real que tuvo la antigua Casa de Juntas.
Llegada de la democracia y última reforma
Finalizada la Dictadura, se restablecían las Juntas Generales en el País Vasco, dando inicio a la formación de una moderna estructura institucional. En el caso de las Juntas Generales de Bizkaia se decidió que, en recuerdo de su importancia histórica, las sedes tradicionales -Gernika, Gerediaga y Abellaneda- quedasen bajo propiedad del Parlamento de Bizkaia, incorporando una sede central más moderna en el antiguo Hotel Excelsior, en Bilbao.
En el caso de la Casa de Juntas de Abellaneda, se optó por remodelar el Museo diseñado por Eugenio de Aguinaga, ya que éste había sido conceptualizado como una casa-museo y no permitía la realización de actividades. Se optó entonces por diseñar un edificio moderno en el que se pudiesen realizar todas las actividades propias de una institución de este tipo: investigación, exposiciones, adquisición y restauración de patrimonio, actividades pedagógicas, etc.
En 1989 se encargó al arquitecto Javier Muñoz, junto con Josu Urrolabeitia y Susana Menoyo, la reforma integral del edificio que consistió en el derrumbe interior completo de la Casa -teniendo en cuenta que todo era obra de los años 50 y 60-; el levantamiento de diversas plantas para acoger las salas del Museo; la construcción de un nuevo bloque moderno en la parte delantera y de un salón-teatro debajo de la Casa del Corregidor; la reconversión de ésta en oficinas y Salón de Juntas; y otra serie de actuaciones. También se diseñó un jardín en la parte delantera y se le dotó de parking. En el interior se diseñó una exposición permanente que recorría, a través de piezas patrimoniales, maquetas y otros elementos, la historia de Las Encartaciones desde la prehistoria hasta el siglo XIX. La obra arquitectónica y museográfica se terminó en 1994, inaugurándose el museo que conocemos hoy el 26 de octubre de ese año, recuperando su antiguo nombre: Museo de Las Encartaciones.
Visitantes y exposiciones
En el primer año desde su última reapertura, o sea hace 30 años, el Museo recibió en torno a 18.000 visitantes, estabilizándose la cifra a partir de ese momento en unos 15.000 visitantes anuales. El Museo ha recibido por tanto durante estas tres últimas décadas a unos 450.000 visitantes a los que habría que sumar todos los que recibió entre 1934 y 1994, imposibles de cuantificar hoy en día.
Desde ese momento hasta la actualidad, el Museo ha conceptualizado su trabajo en diversas áreas: investigación, estudio de la historia, antropología, arte, patrimonio y memoria oral de la comarca, publicaciones, exposiciones, programa pedagógico, adquisición y restauración de patrimonio, realización de actividades culturales diversas, colaboración con el entramado cultural, social y educativo de Las Encartaciones, labores de promoción, difusión y turismo.
De esta manera, liberado de su corsé inicial, desde 1994, el Museo de Las Encartaciones ha realizado ya en torno a 80 exposiciones temporales, publicado medio centenar de libros, desarrollado un proyecto pedagógico con numerosas actividades y talleres, adquirido y restaurado piezas patrimoniales que se han incluido en la colección del museo, creado un pequeño archivo documental (la web del museo permite consultar más de 5.000 páginas escaneadas de documentación antigua) o realizado actividades variadas.
Una de sus actuales señas de identidad es que el museo encartado ha tenido presencia fuera de sus cuatro paredes. Ya no desarrolla su trabajo solo de puertas adentro sino que ha integrado la comarca en sus actividades a través de itinerarios culturales, visitas patrimoniales, actividades pedagógicas en centros escolares, colaboración en la recuperación de patrimonio monumental, colaboración con ayuntamientos y asociaciones, etc. Dentro de sus acciones divulgativas y con motivo del aniversario, el museo ha vuelto a editar el primer folleto turístico que el centro distribuyó en 1935. El original fue realizado por el artista bilbaíno Nicolás Martínez Ortiz de Zarate. El diseño actualizado cuenta con una nueva imagen obra del joven dibujante Jon Mikel Bañales.
Los orígenes del museo
El desarrollo del Museo de Las Encartaciones no es explicable sin tener en cuenta su entorno monumental. La primera referencia documental de la Casa de Juntas de Abellaneda es muy antigua, de 1394, en plena Edad Media. Es una fecha, además, que no se debe tomar como punto de inicio de las Juntas pues la cita da a entender que ya se celebraban con antelación. No sería extraño que se pudiesen remontar al siglo XIII, momento en el que la familia Haro estaba conformando lo que sería la Bizkaia moderna.
Las reuniones se harían originalmente junto a un roble en las campas de Abellaneda pero la reestructuración moderna que de las Juntas se hizo en 1495 -estructurándose unas reuniones en las que tomaba parte un representante de cada uno de los concejos de Las Encartaciones- llevó a la construcción de una primera Casa de Juntas que pronto se quedó pequeña.
Finalmente, en 1590 se inició la construcción de la Casa de Juntas actual que se consideró rematada con la colocación de un gran escudo en 1635 aunque ya llevaba muchos años en uso. Durante siglos los junteros encartados se reunieron periódicamente en la Casa y aunque el siglo XVIII fue muy convulso -con abandonos y regresos a las Juntas de algunos concejos- las Juntas sobrevivieron hasta 1801.
Pero a partir de ese año, con la integración plena de los concejos de Las Encartaciones en las Juntas Generales de Bizkaia, la Casa dejó de usarse definitivamente como lugar de reunión e inició un constante proceso de decadencia.
Para finales del siglo XIX la Casa estaba en ruinas y en riesgo de derrumbe por lo que, en 1901, la Diputación Foral de Bizkaia encargó una restauración completa al arquitecto Antonio de Carvelaris quien intentó mantener la imagen original, respetando la forma de caserón renacentista con la que se le dotó en el siglo XVI. Décadas después se materializaría la idea de destinar el edificio a un proyecto museístico.