Anticiparse y actuar proactivamente ante los cambios acelerados, y generar contextos donde las personas puedan aportar lo mejor de sí, y sean capaces de aprender continuamente es el principal reto de las empresas y sociedades para ser competitivas y garantizar el bienestar de todos. Esto requiere que todos los agentes territoriales -empresas, escuelas, universidades, administración pública, entidades sociales etc.- pongan el foco, de verdad, en las personas, y faciliten tanto la generación de valores -compromiso, esfuerzo, generosidad y solidaridad-, como el desarrollo del potencial que tiene cada persona.
El modelo vasco de bienestar desarrollado en las tres últimas décadas ha garantizado, entre otros, unos servicios de educación, sanidad y sociales fundamentales para asegurar el bienestar de las personas. Sin embargo, los grandes cambios globales, como las tendencias demográficas o la aparición de nuevos competidores, etc., muestran claramente que mantenerlo en su forma actual es muy difícil. El ‘Informe de Competitividad 2017. ¿Y mañana?’, elaborado por Orkestra (Instituto Vasco de Competitividad) identifica al menos tres palancas clave en las que hay que trabajar para contribuir a la sostenibilidad del modelo: impulsar una competitividad