Para todas las personas que somos conscientes de que los recursos son finitos, la sostenibilidad es una prioridad global (o debería serlo al menos). En un escenario tan incierto como el actual, con pactos y objetivos voluntariosos, pero con poco desarrollo concreto, el paradigma de la sostenibilidad se transforma como herramienta clave hacia la autosuficiencia en el uso de recursos; y el sector del agua no es ajeno a ello. La gestión del agua es intensiva en energía, desde su captación, tratamiento y distribución, hasta su recogida y depuración para su devolución al medio. A nivel estatal se calcula que es responsable del 5% del consumo