Para todas las personas que somos conscientes de que los recursos son finitos, la sostenibilidad es una prioridad global (o debería serlo al menos). En un escenario tan incierto como el actual, con pactos y objetivos voluntariosos, pero con poco desarrollo concreto, el paradigma de la sostenibilidad se transforma como herramienta clave hacia la autosuficiencia en el uso de recursos; y el sector del agua no es ajeno a ello. 

 

La gestión del agua es intensiva en energía, desde su captación, tratamiento y distribución, hasta su recogida y depuración para su devolución al medio. A nivel estatal se calcula que es responsable del 5% del consumo de energía total. Teniendo en cuenta esto, cualquier acción de mejora por mínima que sea tiene un impacto directo en los recursos consumidos de manera global.

 

Para enfrentar estos desafíos, el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia está avanzando en diversas estrategias gracias a su Plan de Actuación Energética. Por un lado, la optimización de procesos mediante la digitalización y automatización mejora la eficiencia operativa, para lo cual los PERTEs de Digitalización del Ciclo Integral del Agua (de los que ha resultado beneficiario en las dos convocatorias en concurrencia competitiva), están resultando un impulso clave para acelerar las inversiones. 

 

Por otro lado, no hay que olvidar que el sector del agua tiene un gran potencial para integrar energías renovables, como la energía solar en plantas de tratamiento, la hidráulica en las redes de distribución y la valorización energética de los lodos de depuradora. Gracias a las inversiones recogidas en el Plan de Generación de Energía Renovable, el Consorcio de Aguas será capaz de producir con fuentes propias toda la energía necesaria para el abastecimiento y recuperar una parte importante de la energía consumida en el saneamiento.

 

Otra línea clave son las actuaciones e inversiones que tienen como objeto la renovación y rehabilitación de infraestructuras, donde se mejora la eficiencia de las instalaciones. La minimización del agua no registrada, mediante el uso de tecnologías avanzadas de detección de fugas, y la renovación de redes de distribución, son también ejes fundamentales hacia la mejora de la sostenibilidad, ya que el agua que no se pierde es agua que se deja de captar, tratar y distribuir.

 

Mejorar la eficiencia y fomentar el uso de energías renovables es esencial para garantizar un suministro sostenible. Pero sin olvidar que, en este contexto de crisis climática y escasez de recursos, es esencial que empresas y ciudadanía contribuyan también a la sostenibilidad del agua mediante un consumo responsable. Ya que la transición hacia un modelo más eficiente y renovable no solo es posible, sino imprescindible para nuestro futuro.