Salvo honrosas excepciones, quienes trabajamos en el sector energético hasta hace bien poco no veíamos el encaje del hidrógeno. La razón era sencilla: tanto en su generación como en su utilización, su rendimiento energético era fácilmente superable por otras soluciones. Las voces que defendían su sentido argumentaban que era la manera de utilizar energía renovable excedentaria. A decir verdad, era un argumento fácilmente rebatible porque rara vez se presentaban situaciones de exceso de renovables, especialmente en un entorno en el que las inversiones en generación renovable debían ser apoyadas para lograr que fueran rentables. Aquellos def