En las organizaciones, siempre argumentamos el valor de las personas, del capital humano, del talento… como el eje esencial de nuestra competitividad, innovación y futuro. Tras escuchar estos mensajes, alguien podría considerar que las organizaciones están plagadas de profesionales de Psicología. Somos especialistas en Personas y la lógica del discurso conduciría a esta sencilla conclusión. Y la verdad es que sí encontramos profesionales que desempeñan funciones de selección, valoración, formación, prevención, mediación, etc. u otras que pudieran considerarse útiles, sin una clara distinción de la aportación desde la Psicología, es decir, de