Los resultados de una de las más largas y escalonadas campañas vitivinícolas en la Denominación de Origen Calificada Rioja han sido muy satisfactorios, dejando un balance de la cosecha en torno a una producción de 486 millones de kilogramos de uva (204,44 millones en la zona de Rioja Alta, 187,95 en Rioja Oriental y 93,62 en Rioja Alavesa), cantidad que se traduce en un total de 468 millones de kilogramos amparables, cifras que cumplen con las previsiones de todo el año en la región.

La cantidad finalmente recolectada refleja que 2018, a pesar de su complejidad, no ha sufrido contratiempos climatológicos importantes en el último ciclo, lo que ha permitido lograr el momento óptimo para la recogida. Para Pablo Franco, director del órgano de Control del Consejo Regulador, “la vendimia, que ha sido muy larga y escalonada, se ha visto condicionada, sobre todo, por una meteorología benévola, razón por la cual los viticultores y bodegueros han podido esperar hasta alcanzar la calidad óptima necesaria, y por una rigurosa selección tanto en viñedo como en bodega”. En cuanto a la calidad, “las primeras impresiones indican que los vinos elaborados presentan un menor contenido alcohólico con una buena definición aromática”, apunta Franco. La añada 2018 tiene, además, una marcada influencia atlántica.