Las instituciones vascas, que durante toda la crisis han estado junto a la empresa, lanzando nuevas lineas de financiación y prestando avales para necesidades de circulante, renovación de maquinaria o para favorecer la exportación, han roto asimismo una lanza a favor de la micropyme, los autónomos y los profesionales, colectivos que normalmente presentan mayores dificultades de acceso al crédito bancario con el que atender sus necesidades de circulante, la renovación de deuda a corto plazo o la adecuación de la misma a medio y largo plazo.
Además del recientemente aprobado programa de Apoyo Financiero a la Pyme, que en 2015 establece una mejora en los tipos de interés y un periodo de amortización variable, el Gobierno vasco mantiene desde el pasado mes de noviembre, en colaboración con Laboral Kutxa, Kutxabank, Caixabank y Rural Kutxa un programa de microfinanciación dotado con más de 800.000 euros y gestionado por Lanbide, que facilita a los emprendedores el acceso a créditos de hasta 50.000 euros sin necesidad de presentar avales, para el impulso de proyectos empresariales innovadores.

Un programa similar, con créditos hasta 25.000 euros se puso igualmente en marcha en Bizkaia de la mano de la Diputación Foral. Dirigido a jóvenes emprendedores y parados de larga duración mayores de 45 años, estos créditos tampoco precisan de avales ni garantías y se pueden solicitar para inversiones en activos fijos y en parte también para atender el circulante. Con este programa se abría una nueva vía de financiación pública no bancaria, en unas condiciones más competitivas de las que se ofrecen en el mercado ya que como afirmaba el diputado foral Imanol Pradales, los tipos de interés siempre estarán por debajo del precio de mercado.