Constituida en noviembre de 1992 con el objetivo de fortalecer la estructura financiera de la pequeña y mediana empresa vasca, la sociedad de créditos participativos Luzaro ha financiado durante los últimos 25 años a un total de 1.593 empresas, principalmente industriales, con un montante de 651 millones de euros en un total de 2.266 operaciones financieras.
Coincidiendo con su 25 aniversario, su Comisión Ejecutiva, encabezada por su presidente Fernando Irigoyen, fue recibida en Lehendakaritza por el lehendakari Urkullu en un encuentro al que también asistieron la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, y el consejero de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu.
Concebido como un establecimiento financiero de crédito, Luzaro es una iniciativa singular, sustentada en la colaboración público-privada entre la administración vasca y las entidades financieras Kutxabank, Laboral Kutxa, Banco Sabadell y Bankoa. Su actividad se centra en la financiación de empresas con productos especializados, intermediados por dichas entidades con la colaboración del Gobierno vasco y del Banco Europeo de Inversiones. Ofrece, entre otros productos, préstamos participativos orientados a la inversión y a la consolidación financiera, que permiten a las empresas llevar adelante procesos de crecimiento, innovación e internacionalización. Por sectores de actividad, la industria (65%) y los servicios (30%) son los principales beneficiarios de su financiación.

Además, Luzaro ha tenido a lo largo de los últimos 25 años un efecto tractor de inversión en las pymes vascas por valor de 2.000 millones de euros. El tipo medio de la financiación ofrecida por la entidad ha sido inferior a la del mercado, lo que ha permitido a las empresas prestatarias fortalecer su estructura patrimonial, con un incremento en el valor medio anual del 17,6% entre 1993 y 2006, y del 3,5% entre 2006 y 2016.
El atractivo de los préstamos participativos está en que su coste efectivo está ligado a los resultados empresariales, y en su largo plazo de amortización y de carencia, que permite ajustar la financiación al proyecto empresarial, con plazos que pueden llegar hasta los diez años y hasta los cinco de carencia.