La producción de acero cayó un 19%, lastrada por los precios energéticos

Durante 2022 se entregaron 11,9 t de productos siderúrgicos. Foto: Freepik

El año 2022 fue un mal ejercicio para la industria siderúrgica, seriamente afectada por los altos precios de la electricidad y el gas, con una cifra productiva que “cayó al nivel de 2020, cuando el covid paralizó la actividad industrial”, señala Andrés Barceló, director general de Unesid, la Unión de Empresas Siderúrgicas.
Los datos de la patronal desprenden que la producción de acero bruto en España alcanzó el pasado año los 11,5 millones de toneladas, un 19% menos (2,6 millones de toneladas. Asimismo, la demanda de productos siderúrgicos bajó un 4%, hasta los 12,4 millones de toneladas, un descenso más intenso en el cuarto trimestre, perdiendo un 14% con respecto al mismo periodo de 2021.
Las importaciones procedentes de países no pertenecientes a la Unión Europea (UE) aumentaron su cuota de mercado, llegando al 31% del consumo aparente, el valor más alto de toda la serie. En global, en 2022 las importaciones españolas de productos siderúrgicos y de primera transformación descendieron un 3% hasta los 9,8 millones de toneladas, con una caída del 7% de las importaciones europeas y un incremento del 4,3% de las de fuera de la UE, que alcanzaron los 4,2 millones de toneladas (43% del total), el valor más alto de los últimos 15 años. Al otro lado de la balanza se encuentran las exportaciones, que llegaron a los 8,1 millones de toneladas, un 14,3% menos.

El inicio de 2023 “no invita al optimismo” dadas las incertidumbres

Con todo, durante el último año se entregaron al mercado 11,9 millones de toneladas de productos siderúrgicos, lo que representa un descenso del 13% sobre 2021 como consecuencia del deterioro del mercado exterior (-18%) y del extracomunitario en particular (-28%). En España, por otro lado, la caída fue más limitada (-8,7%) tras entregarse 6,4 millones de toneladas.
En referencia al 2023, Barceló explica que “el año ha comenzado en la misma línea que finalizó el 2022”, y añade que “las previsiones no invitan al optimismo, con incertidumbres que no favorecen la actividad industrial, pero confiamos que a lo largo del año el sector siderúrgico pueda mejorar sus perspectivas para afrontar los retos futuros, especialmente la descarbonización”.  

 

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