Euskadi hace frente a una “emergencia energética” en una “economía de guerra”

Empiezan a verse los efectos de las subidas de los precios de las materias primas y la energía, las tensiones con la distribución y la afección a los esquemas financieros

Reunión de la consejera Arantxa Tapia con representantes de los clústeres vascos.

Sin paños calientes, el lehendakari Urkullu aseguraba recientemente que la invasión de Ucrania por parte de Rusia está generando una “economía de guerra”, advirtiendo que las consecuencias “son y serán severas”. Sus palabras se sumaban a las de la consejera Tapia, que había hablado de una situación de “emergencia energética”, con un impacto que ya se está viendo en el tejido empresarial.

Además de los devastadores y trágicos efectos sobre la población, la invasión de Ucrania por parte de Rusia está teniendo unas graves consecuencias para la economía global, que ya se está percibiendo en el tejido empresarial vasco.
Lo primero que se está sintiendo es el rápido y desmesurado aumento de los costes de la energía, los suministros y las materias primas, y las dificultades para trasladar eso a los precios. Además, se están agravando algunos de los cuellos de botella existentes en los suministros, con la consiguiente repercusión en la logística. Y las sanciones económicas impuestas a Rusia están teniendo ya un efecto directo sobre algunas empresas, como las de maquinaria.
En este escenario, en el que todo son incertidumbres en cuanto a la gravedad y la duración del conflicto bélico, el consumo se ralentiza y empiezan a paralizarse proyectos, inversiones y pedidos.
Estas son las principales y más severas consecuencias de una guerra que está generando, como dijo el lehendakari Urkullu, una “economía de guerra”, en la que la “emergencia energética” de la que hablaba la consejera Arantxa Tapia es una de sus caras más duras. De hecho, bien por el aumento del precio de la electricidad, bien por la falta de suministros que está generando la guerra, varias fábricas en Euskadi ya se han visto obligadas a realizar algunas paradas en su producción.
Es el caso de la planta de ArcelorMittal en Olaberria (Gipuzkoa); la ACB, en Sestao (Bizkaia); Michelín y Mercedes (Vitoria-Gasteiz), y las papeleras de Aranguren (Bizkaia) y Hernani (Gipuzkoa). No se descarta que otras compañías ‘electrointensivas’ se sumen a este listado, dada la incertidumbre –en alcance y duración– que envuelve esta situación. La consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, apunta que esta “emergencia energética” requiere de medidas “extraordinarias y contundentes” por parte de la UE. Cabe señalar, en este sentido, que la Comisión Europea está estudiando flexibilizar el marco temporal de ayudas, de manera que los gobiernos de los países comunitarios puedan conceder refuerzos de liquidez a todas las empresas afectadas por la crisis actual ­–que podría adoptar la forma de garantías y préstamos bonificados– y ayudas para compensar los costes adicionales derivados de unos precios del gas y la electricidad excepcionalmente elevados.

El Gobierno vasco estudiará “caso a caso”

los impactos en las empresas para

habilitar las ayudas necesarias

Y , en la última Conferencia de Presidentes, Pedro Sánchez y los líderes autonómicos acordaron intensificar medidas como las rebajas fiscales para amortiguar el impacto de los precios de la energía en los recibos que pagan familias y empresas y otras que se puedan plantear en este sentido. En cualquier caso, el Gobierno vasco también estudiará “caso a caso” las afecciones que tengan las consecuencias de la guerra en el tejido productivo de Euskadi y habilitar, en consecuencia, líneas de ayuda.
Arantxa Tapia ya se reunió con los clústeres vascos para conocer directamente sus preocupaciones y necesidades, y ha iniciado una ronda de encuentros con los diferentes sectores económicos, empezando con el primario y la logística, para analizar las posibles medidas a aplicar para paliar las consecuencias de esta crisis.
Por su parte, el Departamento de Economía y Hacienda ya ha anunciado que, previsiblemente, la trayectoria positiva que mantenía la economía vasca en los últimos meses –y que cerró 2021 con una subida del PIB del 5,6%– se verá interrumpida en marzo, “una vez que el impacto económico de la invasión rusa de Ucrania se empiece a notar en los indicadores coyunturales”. Y el consejero Pedro Azpiazu ya ha dicho que su Departamento se verá obligado a revisar las estimaciones de crecimiento económico para este año. De momento, el índice de Precios al Consumo ya está disparado: la electricidad, la gasolina y los alimentos elevaron el IPC de febrero hasta el 7,4 % en Euskadi.

Más noticias de Economía / Ekonomia