Con el visto bueno del Parlamento vasco, la Comunidad Autónoma de Euskadi cuenta con unos presupuestos generales para este año dotados con 15.728 millones de euros, lo que supone un incremento global de 703 millones de euros, es decir, un 4,7% más que la cuantía de 2024.
En total, las cuentas destinan 1.531 millones de euros a inversión pública, un 8,8% más respecto al año anterior. La parte principal va al Departamento de Salud (5.115 millones de euros), Educación (3.247 millones), Economía, Trabajo y Empleo (1.225 millones), y Seguridad (796 millones).
Se trata de las cuentas más elevadas de la historia, que en palabras del consejero de Hacienda y Finanzas, Nöel d’Anjou, contribuyen a la “estabilidad” institucional y al “refuerzo” de los servicios públicos y de las políticas orientadas al bienestar de los ciudadanos.

Las cuentas para este año son las más elevadas de la historia de Euskadi y alcanza la cifra de15.728 millones de euros, un 4,7% más que el ejercicio 2024

En comparecencia ante los medios de comunicación en el Parlamento tras su aprobación, d’Anjou afirmó que el presupuesto es “responsable, riguroso y ambicioso”, contribuyendo a la “estabilidad” del Gobierno vasco y representando una “garantía” para el crecimiento económico y el bienestar de los ciudadanos.
Según destacó, las cuentas incluyen medidas destinadas a la creación de oportunidades de empleo y al refuerzo de los servicios públicos, así como a “acometer la transformación digital, verde y social”. Y definió las cuentas para este año como valientes “para construir la Euskadi de hoy y de mañana”.
Pese a salir adelante con el voto en contra de toda la oposición, el consejero afirmó que el Gobierno vasco ha mantenido en todo momento el “empeño” de lograr un acuerdo presupuestario con la oposición.
Pilares del presupuesto
Como muestran las diferentes partidas, el presupuesto para este año pone el foco en tres pilares fundamentales, el fortalecimiento de los servicios públicos (salud, educación, vivienda, seguridad, movilidad, protección social o justicia), la inversión en las transformaciones para preparar el futuro de Euskadi (ciencia, universidades, innovación, industria, transición energética, primer sector, empleo o talento), y el refuerzo del “sentido de comunidad” (cultura, euskera, identidad o autogobierno).